MÁS VEGETALES

Industria cárnica española entra en su décimo año de caída libre en las ventas

Durante la última década este país ha estado consumiendo menos carne per cápita. El crecimiento de la población que se declara vegana o vegetariana amenaza a una industria por demás contaminante.

España es uno de los mayores productores de jamón crudo del mundo. Foto: Pixabay
España es uno de los mayores productores de jamón crudo del mundo. Foto: Pixabay

Los españoles comen cada vez menos carne, para bien del medio ambiente aunque para mal de la economía. Un país que históricamente ha producido unos de los mejores fiambres y carnes maduradas del mundo ahora está viendo cómo su población prefiere cada vez más los vegetales por encima de las carnes y sus derivados.

Y no es de sorprenderse que la industria haya encendido las alarmas porque ya en 2017 se registraba el descenso en el consumo más significativo de la década. Ese año cada español consumió 47 kilos de carne, tres kilos menos que en 2016, cuando el consumo por habitante superaba los 50 kilos por año, según las cifras oficiales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Los números son malos no solo para las carnes rojas: están consumiendo también menos pollo, conejo y cerdo, este último siendo la que presenta un menor descenso (0.5% interanual).

Una década de crisis

Los productores de carne de res vieron sus negocios venirse a pique después de la crisis del 2008, que impactó particularmente fuerte a España. Los productores en ese año creyeron que se trataba de una simple contracción del mercado a causa del momento económico, pero cuando el país se recuperó los consumidores siguieron comiendo cada vez menos productos cárnicos.

Las razones ahora son otras: los hábitos del consumidor cambian y ahora con el crecimiento del vegetarianismo y el veganismo, y con la preocupación cada vez más profunda por el impacto de la industria cárnica en el medio ambiente, los españoles prefieren alimentarse con productos de origen vegetal.

Las carnes de cordero y cabrito son las más castigadas con caídas de hasta dos dígitos en las ventas en los últimos años y los productores y ganaderos se han agremiado para analizar los nuevos comportamientos de los consumidores, que además de preferir alimentos vegetales, escogen versiones más pequeñas y fáciles de consumir de los fiambres o carnes.

“El consumidor, muchas veces, no quiere una pierna entera, que puede pesar más de un kilo. También se ha fortalecido la percepción que la carne de cordero es muy cara. Se han juntado los dos fenómenos y el resultado no fue otro que el de un fracaso rotundo”, explica Tomás Rodríguez, portavoz de Interovic, la intersectorial de la industria del cordero y el cabrito de España.

Los supermercados y las micro y medianas empresas vegetarianas han agarrado la pelota en el aire y presentan a sus clientes cada vez más sustitutos de carne como tofu, hamburguesas y fiambres vegetales y también sustitutos para la leche y los productos lácteos, haciendo que el panorama para la carne sea aún más complicado.

 

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