EL PULMÓN DEL PLANETA

Bolsonaro tiene nefastos planes para la Amazonia

El domingo, Jair Bolsonaro ganó la presidencia brasileña con un 55,2% de los votos, superando a su oponente, Fernando Haddad, en más de 10 puntos porcentuales. Con él, los brasileños eligieron una serie de políticas de ultra derecha y liberales que ponen en riesgo a la selva amazónica, considerado "el pulmón del planeta".

Imagen aérea de la región de Ipixuna, Amazonas, Brasil. Foto: flickr.com/photos/vihh
Imagen aérea de la región de Ipixuna, Amazonas, Brasil. Foto: flickr.com/photos/vihh

Si no has escuchado mucho sobre Bosonaro, su personalidad es difícil de resumir y explicar: es abiertamente racista, misógino y homófobo, orgulloso militar pro-tortura , nostálgico de la dictadura , y una vez le dijo a la colega política Maria do Rosário: «No te violaría porque no te lo mereces”.

Durante su campaña, Bosonaro habló sobre los planes para eliminar las protecciones de tierras para los pueblos indígenas, expulsar a las ONG internacionales como Greenpeace y WWF del país, y desmantelar el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil. Si la idea se concreta, este último terminará en poder del Ministerio de Agricultura dirigido por los poderosos y peligrosos lobbys de la agroindustria, que le han costado la vida a decenas de líderes comunales y medioambientales y tienen un interés poco favorable en la sostenibilidad y el medio ambiente.

Su populismo y su agenda de extrema derecha le han ganado a Bosonaro el apodo de «Trump brasileño». Al igual que  su homólogo, anunció sus intenciones de sacar a Brasil del Acuerdo de París, lo que podría ser otro golpe al esfuerzo internacional para frenar el cambio climático, ya que invalidaría el compromiso de Brasil de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la deforestación del Amazonas. El país se ha comprometido al adherir este acuerdo a reducir las emisiones de carbono en un 43% de los niveles de 2005 para 2030.

Bolsonaro ha amenazado a los aborígenes de sacarlos de sus territorios para impulsar la minería a cielo abierto. Foto: Pixabay
Bolsonaro ha amenazado a los aborígenes de sacarlos de sus territorios para impulsar la minería a cielo abierto. Foto: Pixabay

Al servicio de la ganadería y los madereros

Bosonaro se ha aliado con el llamado «bloque ruralista» del Congreso Nacional, que apoya los intereses de grandes terratenientes y empresas agrícolas y se oponen fuertemente a los conservacionistas y la protección del medio ambiente. En el período previo a la elección, habló sobre el relajamiento de las protecciones ambientales, la apertura de los territorios indígenas a la minería e incluso propuso un plan para construir una gran carretera pavimentada a través de la selva amazónica.

«En lugar de anunciar que luchará contra la deforestación y el crimen organizado, dice que atacará al Ministerio de Medio Ambiente, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio)», dijo Edson Duarte, el actual ministro de medio ambiente del país.

Todas estas noticias no son solo nefastas para Brasil sino para todo el planeta: la selva Amazónica es el hogar del 60% del total de selvas tropicales del mundo y es uno de los principales sumideros de carbono del mundo. De hecho absorbe tanto carbono que anula efectivamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la región, pero la deforestación que avanza año con año a pasos agigantados reducen rápidamente esa capacidad.

Inconstancia en el discurso

Pero la esperanza no está perdida. El propio Bosonaro ha sido bastante vago y sumamente inconsistente con sus políticas ambientales. Aunque sí dijo que sacaría a Brasil del Acuerdo de París (en múltiples ocasiones), también se ha desdicho asegurando que no lo haríaSu manifiesto también muestra su apoyo a la expansión de las energías renovables, aunque antes ha asegurado que apoyaría la explotación petrolera.

Y, por supuesto, Brasil no es una dictadura sino una democracia, aunque algunos comentaristas dicen que, ante la retórica de Bolsonaro, eso parece un poco vulnerable. Si Bosonaro quiere cumplir sus promesas ambientalmente hostiles, tiene la Constitución brasileña y el Senado y el Congreso con quienes lidiar.

 

 

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