3.000 perros será masacrados en el festival más criticado de China
La próxima semana, más de 3.000 perros serán sacrificados de formas dolorosas y cueles, que van desde despellejarlos hasta tirarlos en ollas de agua hirviendo, todo mientras están vivos y conscientes.
Según antiguas creencias chinas, comer carne de perro puede traer desde buena suerte hasta grandes poderes en lo sexual. Algunos aseguran que entre más dolor y sufrimiento pase el perro más poderosos son los resultados que logran. Evidentemente, montañas de evidencia científica han negado estas afirmaciones que no son más que creencias populares sin fundamento.
La próxima semana tendrá lugar en Yulin, China, un festival tristemente famoso a nivel mundial en el que se matarán este año más de 3.000 perros de formas sumamente violentas y crueles, como cocinarlos en ollas de agua hirviendo hasta despellejarlos mientras están totalmente vivos y conscientes de lo que pasa.
Activistas chinos criticaron duramente el festival por «empañar la imagen de China» y recordaron a sus cada vez más reducidos fanáticos que muchos de los perros que se comen durante el evento de verano son mascotas robadas de viviendas.
La Fundación Internacional Tree of Life, declaró en un comunicado: «En este momento, la mayoría de los chinos quieren prohibir este mal llamado festival y creen que afecta negativamente la imagen de China».
Masacre
La costumbre es que en el solsticio de verano (21 de junio, en el hemisferio norte) se comer carne de perro para tener buena fortuna en el amor, el sexo y el dinero.
La organización, que se dedica a defender a los animales, rescataron el año pasado unos 2.500 perros de un matadero cercano, la mayoría de ellos no se sabe exactamente de dónde había provenido ni la forma en que llegaron ahí.
Otro festival semejante realizado en la ciudad de Jinhua Hutou, también en China, fue prohibido en 2011 debido a las fuertes críticas en todo el mundo por la crueldad de asesinar perros de formas barbáricas.
En Yulin, sin embargo, aún no se ha logrado detener la masacre, pero los números no les son halagüeños: en su edición de 2015 solamente llegaron unas 1.000 personas en 10 días y desde entonces cada año asisten cada vez menos.
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