CÁMARA LENTA

Circulación de las corrientes del Atlánticos son las más lentas de los últimos 1.600 años

Si las corrientes que se extienden por el hemisferio se siguen desacelerando, podría haber una mayor incidencia de inundaciones y eventos climáticos extremos.

En los últimos años, los sistemas de detección instalados en el Atlántico Norte han captado una señal potencialmente preocupante: las grandes masas de agua que van hacia el norte, a lo largo de Norteamérica, que mueven el calor de los trópicos hacia el Ártico ha sido lenta. Si esa languidez continúa y se profundiza, podría provocar cambios drásticos en el nivel del mar y el clima en la cuenca oceánica.

Ese flujo hacia el norte es una parte clave de la mayor circulación de agua, calor y nutrientes de los océanos del mundo. Los científicos del clima han alertado desde la década de 1980 de que el aumento de las temperaturas en el mundo podría afectar el sistema de corrientes transportadoras, con posibles consecuencias climáticas. Los niveles del mar podrían subir progresivamente a lo largo de la costa este de los Estados Unidos, los principales enclaves de pesca del área podrían verse devastados al aumentar la temperatura del agua y podrían alterarse los patrones climáticos en Europa.

Durante los últimos diez años se había estado pensando que la desaceleración no era tan rápida ni tan pronunciada como para causar estragos, pero dos nuevos estudios, publicados el miércoles en la revista Nature, sugieren que el reciente debilitamiento detectado por los sensores oceánicos no es solo un problema a corto plazo, como algunos pensaron. Más bien, es parte de un declive a más largo plazo que ha llevado a la circulación en su estado más débil en cerca de 1.600 años.

¿Otra clara consecuencia del cambio climático?

Las aguas cálidas y saladas del Atlántico tropical (que tienen contacto con el mar Caribe) viajan hacia el norte a lo largo del este de los Estados Unidos antes de lanzarse hacia el noroeste de Europa (lo que da a las Islas Británicas un clima mucho más tibio que Terranova aunque están una latitud similar). A medida que ese segmento del flujo oceánico, conocido como la Corriente del Golfo, avanza hacia el norte, se enfría y se vuelve más denso y finalmente se hunde, formando las llamadas aguas profundas que fluyen hacia el sur a lo largo del suelo oceánico hacia la Antártida.

Cualquier desequilibrio térmico resultante entre los hemisferios norte y sur determina varias características climáticas importantes, como la latitud a la que se encuentra un cinturón tropical de lluvia, que afecta el suministro de agua, la precipitación para la agricultura y la salud de los ecosistemas tropicales.

A medida que las temperaturas globales aumentan con los niveles de gases que atrapan el calor en la atmósfera (gases de efecto invernadero), los flujos oceánicos podrían verse afectados causando severos problemas en las cosas, los climas y el bienestar de los humanos, animales y el medio ambiente en general.

 

 

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