¿Quieres reducir el cambio climático? Pues a tener menos hijos se ha dicho

Un grupo de investigadores de la Universidad de Lund, Suecia, analizó la efectividad de las medidas más populares propuestas en distintos textos educativos escolares que pretenden frenar el cambio climático. Tras el estudio, concluyeron que las recomendaciones son relativamente poco eficientes.

Según estos especialistas, las medidas verdaderamente efectivas para mitigar el calentamiento global son:  la renuncia al automóvil, a los vuelos en avión, a comer carne y, por sobre todo, a tener menos hijos por familia. El trabajo fue publicado en la revista científica de acceso libre Environmental Research Letters.

Para evaluar las medidas más efectivas a la hora de reducir la huella de carbono (la cantidad de CO2 que liberamos con nuestras actividades diarias) en el núcleo familiar, los científicos analizaron datos de 39 fuentes «populares» de emisiones de carbono.

Los autores dividieron el método en categorías:

•  Inefectivo (reducción de emisiones en menos de 0.2 toneladas de carbono por año per cápita)
• Moderadamente efectivo (0.2 a 0.8 toneladas al año)
• Efectivas (más de 0.8 toneladas de carbono al año).

Adicionalmente se cotejaron los datos de las fuentes oficiales estatales de información para reducir las huellas de carbono, descubriendo que estas contienen información demasiado recatada, sugiriendo cambios que, en realidad, o son moderadamente efectivas, como comprar coches híbridos, lavar la ropa con agua fría, secar la ropa colgando, usar lámparas eficientes, y otras.

Menos hijos, menos auto y menos vuelos

Los científicos afirman entonces que las medidas más efectivas deben ser radicales, si se quiere llegar a buen término en cuanto al cambio climático: hay que renunciar al auto propio y usar el transporte público, renunciar a los viajes en avión, cambiar a una dieta vegetariana renunciando a la carne por completo y -la más importante de todas- reducir el número de hijos por familia. 

Así pues, no tener coche propio permite reducir las huellas de carbono en 2.4 toneladas anuales; no tomar vuelos transatlánticos, en 1.6 toneladas; ser vegetariano, en 0.8 toneladas, pero un hijo y su respectiva descendencia aumentan las emisiones de carbono en 60 toneladas al año.

Estas medidas son bastante extremas para algunos, por lo que no sorprende que los Gobierno opten por difundir más bien acciones simples y más alcanzables para los individuos.