NO MÁS CAUTIVIDAD

Francia prohíbe crianza de delfines y ballenas en cautiverio mientras que SeaWorld invierte más en ello

El Gobierno francés aprobó una nueva legislación que se centra en paliar el turbio negocio de la captura de delfines y ballenas para eventos de entretenimiento, una movida que refleja la conciencia pública y preocupación sobre las pésimas condiciones de vida de los cetáceos cautivos.

Las aletas de las ballenas que viven en cautividad suelen terminar atrofiadas, pues la profundidad de los estanques es sumamente baja para el tamaño de estos animales. Foto: Pixabay
Las aletas dorsales de las ballenas que viven en cautividad suelen terminar atrofiadas, pues la profundidad de los estanques es sumamente baja para el tamaño de estos animales. Foto: Pixabay

La nueva ley francesa prohíbe mantener cualquier cetáceo cautivo, con el fin último de desarmar la arcaica industria en este país europeo. Para aquellas desafortunadas empresas alcanzadas por la regulación, como la Marineland Antibes, en la Riviera Francesa, se estipula que la cría en cautividad queda absolutamente prohibida. También queda vedado cualquier contacto directo entre humanos y animales marinos cautivos, por lo que aquella publicitada práctica de «nadar con delfines» ya no será permitida.

Se requerirá además que los estanques y piscinas sean «significativamente más grandes», por lo que las empresas deberán invertir en agrandar sus instalaciones, a menos que se quieran exponer a ser clausuradas permanentemente.

El ministro de medio ambiente, Segolene Royal, ya había firmado una regulación previa que prohibía la cría de animales marinos en cautiverio, pero se decidió darle un enfoque más radical en el texto final aprobado este mes, resultando en una total afrenta para la turbia industria de los espectáculos con animales marinos. Según Royal, el total de las regulaciones incluidas en la nueva legislación está basada en información fidedigna, e incluso aseguró que en Francia se proporcionan drogas a animales en los lugares de espectáculos.

SeaWorld en un mundo paralelo

Francia se une a una creciente lista de países que están oponiéndose a la cría y cautividad de cetáceos. En el 2013, india vetó la caza de estos animales, mientras que Canadá está actualmente considerando lo mismo con el proyecto de ley S-203, que se discute en el Parlamento. Muchas instalaciones ubicadas en países que aún no han tomado tales medidas están eliminando sus exhibiciones de cetáceos por su cuenta, incluyendo el Acuaro de Baltimore, EE.UU., el de Vancouver, Canadá, y el de Barcelona, en España.

Sin embargo, el líder mundial del mundo de los shows con cetáceos, SeaWorld Inc. con sede en Estados Unidos, se resiste al paradigma medioambiental y al creciente rechazo a su modelo de negocio. 

En 2016, la empresa anunció que iniciaría un programa de cría de orcas en cautiverio, que contempla separar a los bebés de sus madres para ser «colocados» en otros acuarios o estanques, con fines supuestamente investigativos, pero claramente comerciales. Ante la presión pública, la empresa no cede, y asegura que sus espectáculos en los que ballenas saltan y saludan a las personas, o delfines giran en el aire golpeando una pelota colgada, pasarán a ser demostraciones «mucho más naturales», según informó la empresa en un comunicado de prensa.

Foto: Google.com
Acciones de SeaWorld en la bolsa de Nueva York. Foto: Google.com

Sin embargo, al mismísimo momento en que la empresa hacía el anuncio, los legisladores de California estaban discutiendo una prohibición a la cría de animales marinos en cautiverio. Seis meses después, se aprobó la llamada «Ley de Protección y Seguridad para las Orcas», dejando a SeaWorld en ascuas sobre su futuro.

Poco después, se vieron obligados a comunicar que la actual generación de orcas y defines es «la última», aunque un ballenato nació en abril de este año, lo que les garantizas tener shows por otros cincuenta años.

Actualmente, en los infames parques acuáticos del consorcio hay 176 cetáceos en condiciones de salud pésimas, con estados psiquiátricos deprimentes y con conductas violentas que no son normales en su hábitat natural.

Para pesar de los inversionistas de SeaWorld -y beneplácito del medio ambiente-, el precio de las acciones no ha dejado de caer en los últimos cinco años y su tendencia parece no revertirse. En el primer trimestre de 2017, los ingresos se han reducido hasta en un 15%, dejando unos US$61 millones en pérdidas.

La fama de la compañía se ha venido a pique desde que el documental Blackfish se estrenó, en 2013.

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