DESTRUIRLO TODO

Trump quiere destruir monumentos nacionales de EE.UU. en pro de la minería y el petróleo

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó revisar el territorio que ocupan unos 30 monumentos nacionales a lo largo del país, con el fin de concesionar terrenos a mineras y petroleras.

Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante, Utah. Foto: Daniel Winningham
Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante, Utah. Foto: Daniel Winningham

Ningún ex presidente estadounidense ha hecho lo que este republicano pretende: reducir la superficie de tierras protegidas para otorgar permisos de explotación minera y petrolífera.

Donald Trump se tomó muy en serio lo de ser el hombre más poderoso de Estados Unidos, pero en casi todo lo que ha querido hacer chocó estrepitosamente con una pared. Ni siquiera el mismo Secretario del Interior, Ryan Zinke, sabe explicar si realmente Trump tiene poder para modificar el tamaño o el uso de las tierras. La Ley de Antigüedades -hecha en 1906- autoriza al presidente a declarar tierras federales como monumentos y a restringir el uso de estas u otras propiedades, pero no le da poder político para deshacer una designación ya declarada.

El mandatario ordenó, por medio de decreto ejecutivo, revisar decenas de millones de hectáreas de monumentos nacionales creados en los últimos 20 años, con el objetivo de rescindir o reducir el tamaño de algunos de estos.

Monumento Nacional Bear Ears, Utah. Foto: Cline River Photography
Monumento Nacional Bear Ears, Utah. Foto: Cline River Photography

Más tierras para minería y petróleo

«Rescindir o alterar una designación de monumento nacional sería un nuevo terreno para el gobierno. No está probado, como usted sabe, si el presidente puede hacer eso. Por eso, no voy a predisponer cuál va a ser el resultado», afirmó Zinke a la prensa en la conferencia de ayer.

La revisión de al menos 30 monumentos nacionales forma parte de un plan más grande para impulsar áreas de perforación petrolífera, minería y otros desarrollo energéticos altamente contaminantes, algo que ya había prometido en campaña y que fue recibido con beneplácito por los más grandes consorcios y compañías de los rubros afines en Estados Unidos.

Según Trump, las protecciones ambientales que dejó la administración Trump fueron «excesivas» y están debilitando el crecimiento económico de las comunidades y empresas aledañas a las zonas resguardadas.

Algunos de los santuarios nacionales que Trump podría convertir en minas a cielo abierto, o pozos petroleros, son el Bears Ears (Obama, 2016),  La Gran Escalera de Utah (Clinton, 1996). Algunas zonas contienen depósitos de gases naturales y minerales, además de tierras sagradas y santuarios para los aborígenes norteamericanos.

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