EVOLUCIÓNA

Demonios de Tasmania se están volviendo inmunes a cáncer que los exterminaba

El cáncer, paralos humanos, no es contagioso; al menos así lo afirman numerosas pruebas y documentos científicos. En el caso de los demonios de Tasmania, la historia es distinta: un cáncer fatal los estaba aniquilando al transmitirse por intercambio de tejidos. Ahora están demostrando volverse inmunes a esa enfermedad que estaba acabando con sus poblaciones.

Un Sarcophilus harrisii, conocido como demonio de Tasmania, en una pradera de Taranna, Tasmania, Australia. Foto: Wikimedia Commons.
Un Sarcophilus harrisii, conocido como demonio de Tasmania, en una pradera de Taranna, Tasmania, Australia. Foto: Wikimedia Commons.

Es más que sabido que estos animales son bastante temperamentales, y entre ellos, se la pasan peleando por territorio, parejas sexuales, u otros comportamientos relacionados. Un cáncer que los ataca específicamente a ellos, se comporta como una bacteria o un virus al trasplantarse de un cuerpo a otro al intercambiar tejidos íntegros, ya sea por rasguños o mordiscos durante los encontronazos.

El sistema inmunológico de los demonios de Tasmania está aprendiendo a combatir de forma efectiva esta enfermedad, demostrando una evolución bastante rápida que podría ayudar a evitar su desaparición.

Casi desaparecieron

En la mayoría de los casos, los tumores que aparecen en el rosto de estos marsupiales son fatales. En los últimos 20 años, este cáncer ha mermado más del 80% de sus poblaciones, volviendo su subsistencia una lucha cuesta arriba. Actualmente, 95% del total de especímenes existentes padecen o han padecido la enfermedad.

Un estudio publicado por la revista científica Nature Communications, escrito por Andrew Storfer de la Universidad de Washington, EE.UU., arroja una luz de esperanza ante el sombrío panorama. «Nuestros resultados muestran reacción evolutiva muy rápida a la imposición selectiva del cáncer. Nunca se había registrado en ninguna población salvaje conocida, una reacción tan sofisticada y tan solvente ante un patógeno altamente devastador como este», escribió Storfer.

Tal respuesta positiva es solamente comparable a la resistencia de los conejos a la mixomatosis, una enfermedad infecciosa causada por un virus, que padecen los estos roedores y que se caracteriza por la aparición de tumefacciones en las mucosas y en la piel. 

El intercambio de tejidos es necesario pero no suficiente para el contagio del cáncer. Lo que había elevado el propago de la enfermedad entre los marsupiales es que la cantidad de información genética es muy reducida entre las poblaciones. Hace varias décadas, llegaron a quedar muy pocos ejemplares, pero lograron reponerse en cantidad de forma natural. Eso dejó como resultado que todos los demonios nacidos después de ese episodio comparten gran parte de su materia genético.

Dado que este cáncer es relativamente nuevo, Storfer y su equipo han podido comparar el ADN de varios demonios desde antes que apareciera el padecimiento, gracias a diversos tejidos archivados. Las variaciones genéticas que dan paso a la inmunidad solamente empezaron a verse después de cuatro generaciones, una velocidad excepcional, porque generalmente toman bastante más generaciones para que una especie mute de esta forma.

 

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