Construyen la primera aldea ecológica con botellas plásticas

Panamá tiene una carísima publicidad turística en varias partes del mundo. Sus anuncios muestran playas de aguas cristalinas, de arenas limpias y rodeadas de bosques verdes como pocos. Un canadiense, Robert Bezeau, llegó de vacaciones a Panamá en 2012 y no encontró todo lo que vio en los panfletos. Las costas y aguas estaban contaminadas con todo tipo de basura, mayormente plásticas, inevitablemente culpa del ser humano. A diferencia de otros turistas, Bezeau decidió hacer algo al respecto.

«Antes vivimos la era de piedra y de hielo, hoy nos toca vivir en la era de plástico». – Robert Bezeau.

Desde el año 2014, Robert ha recaudado un millón de botellas de plástico para construir el primero caserío hecho con estos envases desechables de plástico PET, ubicado en la Isla Colón de Panamá. «Cuando decidí quedarme y recoger botellas estuve mucho tiempo pensando qué hacer con ellas hasta el día en que me vino la inspiración», afirmó Bezeau.

De la indignación a la acción

El asombro y la indignación del turista canadiense, cuyo fin era pasar unos días de paseo tranquilo en un paraíso tropical, se convirtió en una visita que cambiaría su vida para siempre, y posiblemente cambie el mundo.

Según estimaciones hechas en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, para el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar si no revertimos la tendencia de producción de este polímero. Las botellas de plástico tardan hasta 300 años en degradarse dependiendo de su composición, y se ha vuelto común encontrar plástico en estómagos de animales marinos como ballenas o delfines, y en pájaros costeros como las gaviotas.

Según el artífice de este proyecto, en una sola vivienda se pueden reutilizar más de 10.000 botellas plásticas o más, dependiendo de las dimensiones de la estructura. Por ejemplo, si una casa de 100 metros cuadraros de superfície consta de dos pisos y todas sus paredes son hechas de botellas plásticas, se habrán utilizado hasta 14.000 botellas, afirma Bezeau.

The Village, está diseñado para coexistir con la naturaleza, y la exuberante selva tropical. La comunidad se encuentra en una de las propiedades más privilegiadas de Isla Colón. Consta de 335.000 metros cuadrados de terreno que se extiende desde el mar insertándose en la selva con una carretera principal que conecta todas las casas y hasta una rampa para bajar botes al mar en la famosa playa de las estrellas de mar en Boca del Drago.

El proyecto en sí es bastante ambicioso, pues se proyecta que tendrá 120 viviendas en total, y actualmente se encuentran en etapa de desarrollo.

La idea es integrar las viviendas lo más posible con el entorno ambiental en que está. «Quiero que el mundo se de cuenta de que podemos reutilizar las botellas de plásticos en muchas opciones como aislamiento térmico, refugios temporales para después de un desastre, edificios de animales de granja, piscinas, tanques de agua o sépticos y otros», agregó el gestor del proyecto y espera que muchas personas quieran replicar su idea en todo el mundo.