FAUNA

Mueren inesperadamente 120.000 antílopes saiga, en Kazajistán, la tercera parte de la población mundial

Los esfuerzos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) para recuperar la variedad de antílopes “saiga” de la que quedaban a principios de este año menos de 350.000 ejemplares en el mundo, enfrenta ahora un durísimo golpe debido a una epidemia que mató la tercera parte en pocos meses.

A principios del 2015 solamente habían unos 350,000 ejemplares en todo el mundo. Foto: Anatoly Ustinenko - AFP.
A principios del 2015 solamente habían unos 350,000 ejemplares en todo el mundo. Foto: Anatoly Ustinenko – AFP.

La variedad Saiga tatarica, es exclusiva del Asia Central y llegó a tener solamente 50.000 ejemplares, en su momento más crítico, perseguidos por sus cuernos que en la medicina china tienen fuerte valor afrodisíaco y son los sucesores de los casi extinguidos cuernos de rinoceronte. Kazajistán y Uzbekistán son los países con mayor número de cabezas.

Ahora, y cuando los resultados proteccionistas tenían incipientes resultados favorables, una epidemia de dos agentes patógenos (Pasteurella y Clostridia) aparecen de momento como los responsables de una mortandad del 100% en los rebaños afectados. Las muertes han sido particularmente altas en Kazajistán donde vive el 90% de la población de estos bóvidos, capaces de sobrevivir en extremas condiciones incluso comiendo algunas variedades de plantas venenosas.

Un trabajo en equipos de emergencia intentando hacer algo

“Es doloroso ser testigo de esta mortalidad masiva. Hemos creado grupos de trabajo de todos los ámbitos de relevancia, también a nivel internacional, y estamos determinados a encontrar las causas y llevar a cabo todos los esfuerzos para evitar que vuelva a ocurrir algo así”, afirma el viceministro del Ministerio de Agricultura de Kazajistán, Erlan Nysynbaev, en declaraciones que recoge el diario español ABC.

Mientras tanto desde la unidad especial de Naciones Unidas involucrada en el tema, la experta Aline Kühl Stenzel, añadió que “se está trabajando contrarreloj para investigar el impacto que ha tenido sobre la salud de la vida animal el fuerte monzón de la primavera, así como otros factores como la composición de las plantas o la presencia de virus”. Los factores patógenos a que se apunta, si bien son graves, suelen no ser letales en la fauna si el sistema inmune de los animales está en buenas condiciones.

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