PRESERVACIÓN

“Cocodrilos cubanos” nietos de los que Fidel regaló a un astronauta ruso, salvarán de la extinción a la especie

Los “cocodrilos cubanos” (Crocodylus rhombifer), son además de la especie más pequeña de la familia de estos saurios, los más agresivos y peligrosos, pero su caza indiscriminada los ha puesto en peligro de extinción en su único hábitat conocido: el sureste de la isla de Cuba.

“Cocodrilos cubanos” nietos de los que Fidel regaló a un astronauta ruso, salvarán de la extinción a la especie. Foto: AP

El pequeño cocodrilo que no llega a los 3,5 metros de largo, se ha ido además entrecruzando con otros parientes cercanos –los cocodrilos americanos (Crocodylus acutus)- y su originalidad como variedad, ha quedado más comprometida que nunca.

En un esfuerzo para lograr la recuperación de la especie en estado silvestre, zoólogos de Suecia y Cuba apuestan ahora a reimplantar en las zonas protegidas de mejor opción, una decena de cocodrilos cubanos, que viajaron en la década de los 70´ a Suecia.

Un viaje de 20 horas para volver a casa

La decena de cocodrilos con que se intentará mejorar la variedad genética de estos animales, proceden de un zoológico de Suecia, adonde sus abuelos, llegaron como un donativo, por parte de un zoo de Moscú, que los había recibido a su vez de un astronauta soviético a quien se los había obsequiado el propio Fidel Castro.

El líder histórico de la Revolución Cubana, le había obsequiado una pareja de cocodrilos al cosmonauta soviético Vladimir Shatalov, cuando el hombre del espacio visitó la isla caribeña. Los cocodrilos cubanos, eran muy pequeños y las autoridades del Kremin, le permitieron quedarse con el obsequio en su departamento moscovita. Pero la esposa de Shatalov, no estaba tan de acuerdo con el asunto, en tanto los cocodrilos empezaron a crecer. Shatalov los llevó entonces al zoológico de Moscú.
Sin embargo el lugar no contaba con las condiciones que garantizaran la supervivencia de la pareja de animales de sangre fría y los donaron al zoo de Skansen, en Suecia, en 1981.

Allí, “Hillary” y “Castro” –como los bautizaron los suecos- han vivido y se han reproducido desde entonces, en múltiples apareamientos que han arrojado gran cantidad de crías, algunas ya adultas. Ahora los diez cocodrilos llegados este lunes a La Habana serán puestos en cuarentena para después dejarlos en libertad en las ciénagas de donde proceden sus abuelos.

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