FRACKING

Ambientalistas y organizaciones sociales continúan su lucha contra fracking

Diferentes organizaciones ambientales y sociales advierten que de continuar con los estudios para la extracción de petróleo no convencional mediante la técnica conocida como fracking se estará “sentenciando” al medio ambiente y a la sociedad.

La fractura hidráulica, más conocida como fracking, es una técnica de extracción de gas y petróleo de yacimientos no convencionales.

El integrante de la organización Paysandú Nuestro, Javier Dalmás, recordó que la técnica utilizada para la extracción es “sumamente nociva” para el medio ambiente, pero además “existe otro tema que es la pérdida de la soberanía motivo por el cual también es un problema social”.

En tal sentido, Dalmás señaló que “existen diferentes firmas especializadas en la técnica para extraer hidrocarburos no convencionales” que tienen avanzadas las investigaciones.

“En el norte hay diferentes bloques adjudicados a empresas que ya están trabajando y la responsabilidad  de continuar con estas tareas la tiene ANCAP”, recordó.

Dalmás afirmó que “de descubrirse un yacimiento con viabilidad económica van a ser muchas las presiones que van a operar lo que significaría para nuestro Acuífero Guaraní complicaciones muy grandes”.

Técnica

La fractura hidráulica, más conocida como fracking, es una técnica de extracción de gas y petróleo de yacimientos no convencionales, generalmente de formaciones de esquistos (shale), arenas compactas (tight sands) y mantos de carbón (coalbed methane).

Estas formaciones geológicas se ubican a varios miles de metros de profundidad y para acceder a ellas se debe perforar hasta la formación que alberga los hidrocarburos, empleando una técnica de perforación mixta. En primer lugar, se perfora en forma vertical y luego se continúa de forma horizontal, a lo largo de varios kilómetros.

Los yacimientos no convencionales donde se utiliza el fracking son formaciones poco permeables y compactas, en las que los hidrocarburos se encuentran dispersos. Para liberarlos se debe fracturar la roca inyectando millones de litros de agua a alta presión (98%), mezclada con arena y una serie de aditivos químicos (2%); la cantidad de litros varía en función de la cantidad de fracturas que se realicen por pozo. Esto posibilita que los hidrocarburos asciendan a la superficie junto con parte de la mezcla inyectada, denominada reflujo (se recupera una cantidad que varía entre un 9 y un 35%). El resto queda en el subsuelo.

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