Matanza

Japón importa 2.000 toneladas de carne de ballena de Islandia

En el siglo anterior las ballenas fueron cazadas hasta el borde de la extinción, más allá de la suspensión a nivel global del comercio de estos animales varios países continúan con estas prácticas: Noruega e Islandia bajo una objeción a esta suspensión y Japón bajo intenciones científicas, según indica la organización para la conservación WWF.

Trabajadores japoneses cargando un camión con carne de ballena en el puerto de Wada, en Chiba, Japón. EFE

Grupos ecologistas arremetieron este viernes contra Japón, acusándole de desafiar a la opinión pública mundial después de que este país importara 2.000 toneladas de carne de ballena congelada de Islandia.

El cargamento de carne de ballena que fue descargado el jueves en la ciudad portuaria de Osaka salió en marzo desde Islandia, cargando el equivalente a casi todas las importaciones de este país durante los últimos seis años, según grupos ecologistas e informaciones de prensa.

Islandia y Noruega son los dos únicos países que no respetan abiertamente una moratoria sobre la comercialización de la ballena que data de 1986. Islandia consume poca carne de ballena pero alimenta el mercado japonés, que también declina desde hace algunos años.

Greenpeace sorprendido

Greenpeace se declaró sorprendido por el tamaño del cargamento: «No entendemos por qué Japón tuvo qué importar tal cantidad de carne de ballena«, señaló declaró Junichi Sato, miembro de Greenpeace Japón, precisando que representaba casi dos tercios del consumo anual del país. «Sea lo que sea, nos oponemos a esos cargamentos«, agregó.

Antecedentes

El pasado 31 de marzo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el órgano judicial supremo de las Naciones Unidas, ordenó a Japón que cesara la caza de ballenas en el océano Antártico.

Con su veredicto, la CIJ le dio la razón a Australia, que recurrió a ella en 2010 afirmando que Japón practicaba la caza ballenera con objetivos comerciales, pretextando un programa de investigación científica.

Tokio anunció casi de inmediato su intención de acatar el fallo y canceló la campaña 2014-2015 prevista en el Ártico. El 18 de abril precisó que iba a revisar su programa de pesca «científica» para presentárselo a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) el próximo otoño. (AFP)

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