ENTOMOLOGÍA

Científicos descubren que el chita o guepardo no es el animal más veloz del mundo

Lo cierto es que el guepardo (o chita) continúa siendo el mamífero más veloz del planeta, aunque el mundo animal deparaba una sorpresa de un insecto que multiplica cualquier récord.

El guepardo (o chita) continúa siendo el mamífero más veloz del planeta, unicamente superado por un insecto.

Si la aceleración de cero a cien quilómetros por hora en tres segundos, parece un récord que al chita nadie le podría quitar, lo cierto es que los entomólogos acaban de confirmar gracias a tecnologías de última generación, que un insecto originario del sur de California, es capaz de dejar bien atrás al felino.

El ácaro Paratarsotomus macropalpis, recorre a partir de 0, más de 321 veces la longitud de su cuerpo en solamente un segundo. Como comparación el chita es capaz de hacer lo mismo pero solamente en una distancia equivalente a 14 veces la longitud del animal. De compararse con un humano, el atleta debería alcanzar los 2.000 quilómetros por hora para alcanzar al insecto, que es de un tamaño menor a un grano de arroz.

Su velocidad solo es comparable a su habilidad para cambiar de dirección

Un equipo de la Universidad de California que llevó adelante el estudio, afirma que el asunto es importante más allá del descubrimiento, porque permite analizar aspectos de la fisiología en movimiento y de las limitaciones físicas de un ser vivo.

Si bien el ácaro había sido descripto como especie diferenciada en 1916, recién las cámaras de alta velocidad actuales fueron las que probaron la velocidad del parásito.

El Pitzer Collage fue el escenario donde se realizaron las mediciones, que descubrieron paralelamente otros atributos físicos del animal, como la posibilidad que tiene de cambiar de dirección, pese a estar corriendo a toda velocidad, sin que por ello se golpee contra los obstáculos que aparecen en su camino. El ácaro además, parece ser capaz de sufrir las más altas temperaturas sin consecuencias: corre a máxima velocidad sobre una superficie a 60 grados centígrados, proeza que ningún otro animal es capaz de alcanzar.

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