El otro cuadro

La selección Uruguay Celeste participa en el Mundial de Fútbol Lésbico Gay que comienza mañana en México

El seleccionado Uruguay Celeste

La máxima justa de la Asociación Internacional de Fútbol Lésbico Gay se celebra en esta oportunidad en México y contará con la participación de unos 40 equipos de Europa y las tres Américas.

La IGLFA congrega a clubes de fútbol de todo el mundo, tanto «masculinos» como «femeninos».

Este Mundial de México, cuyo eslogan es «Nace un nuevo sol», es un certamen de clubes, no de selecciones nacionales. Algunos países participan con varios equipos. Sin embargo Uruguay interviene con un seleccionado, cuya denominación propia como «Uruguay Celeste» lo identifica con el país. De hecho, Uruguay Celeste cuenta con el apoyo oficial del Ministerio de Turismo y de la Asociación Uruguaya de Fútbol.

En el concierto general de esta Copa del Mundo del fútbol gay y lésbico, sobresalen los equipos latinoamericanos con seis elencos: tres de México, dos de Argentina y la selección Uruguay Celeleste.

De Europa concurrirán clubes de Inglaterra e Islandia, mientras que se aguarda la presencia de por lo menos cuatro escuadras de Estados Unidos.

«Los gay juegan mejor»

Walter García, director Regional de la IGLFA, explicó en una reciente entrevista(*) que , aunque la base de los participantes está compuesta por jugadores bisexuales, travestis, transexuales, igual se admite hasta un 30% de héteros, «La idea es que puedan jugar al fútbol todas las personas que les guste y que sientan pasión por el fútbol. No hay que tener ninguna orientación sexual definida».

Una de las pautas principales, sostiene García, es «la no discriminación. No generar prejuicios anticipados sobre las personas, sin importarnos el género. Una mujer futbolista puede ser mejor que un jugador hétero. Y un gay también puede ser mejor o peor deportista que cualquier hétero»

Con respecto los equipos latinoamericanos, García echa en falta la existencia de líderes «con los cojones suficientes, con una visión clara y que no le tenga miedo al qué dirán».

Puestos en igualdad, afirma el dirigente, «en un equipo gay con algunos héteros, te puedo asegurar que los gays juegan mejor«.

Para García, una meta es colocar a un jugador gay reconocido en una «liga heterosexual», para así «romper el mito», ya que los jugadores ocultan su identidad sexual por motivos económicos o por temor a perder el apoyo de la hinchada. «Nosotros vamos a insistir por lo nuestro, lograr que un día, un Messi se pare en el medio de la cancha y diga soy gay, vamos», anhela García.

«Diferente es que te griten puto, en el medio de una jugada. Ahora, si tenes los cojones bien puesto, estás en un estadio jugando a la pelota, y si alguien me gritara puto, yo lo saludaría feliz de la vida por reconocerme. Y te puedo asegurar que, en ese momento, el estadio se puede caer abajo. Uno puede mover masas, si quiere y está preparado», concluye.

(*) www, sentidog.com

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