Aplausos y silbidos

El día de cierre del Festival, el dibujante uruguayo Hermenegildo Sábat, gran amante del buen jazz, subió al escenario para destacar la importancia de estos espectáculos, únicos en su género en el área del Mercosur.

Recalcó el esfuerzo económico que demandaba organizar y traer a tantos estupendos jazzistas del exterior, y solicitó que todos los que pudieran ayudaran al dueño del Tambo El sosiego-Lapataia, señor Francisco Yobino, so pena de que la empresa se desbarrancara y nos quedáramos sin futuros festivales de jazz.

No detalló cómo podría efectivizarse esa ayuda, pero fue muy aplaudido por el público presente.

Otro que habló fue el cubano Paquito D’Rivera, quien en más de una ocasión reclamó un fuerte aplauso para Yobino. Hasta ahí todo de acuerdo. Pero hubo sorpresas el jueves 6. Una fue un error que le puede pasar a cualquier jazzófilo y fue que recordó la muerte de Dizzy Gillespie situándola en el año 1991, cuando en realidad fue en 1993. Eso se corige y punto. La otra sorpresa fue peor.

Cuando subió al escenario para anunciar al Quinteto de Phil Woods, mencionó al «comandante que desde hace 40 años se adueñó de mi país» y citó como dato curioso que «mientras yo estuve en Cuba, ese señor visitó apenas dos veces el Teatro Nacional y fue para ver espectáculos de lucha libre». Cito de memoria, el sentido de sus palabras era ese y dicho además con su clásico tonito cómico y socarrón, esperando la complicidad del silencioso público.

Luego señaló hacia la platea y dijo: «Por eso, quiero saludar la presencia aquí de este gran estadista que es el señor Carlos Menem». La rechiflada fue inmediata. «Â¡Eso en mi país no se puede hacer!», agregó provocativamente. Gritos y abucheos abrumadores. «Bueno, yo de política no sé nada», terminó justificándose.

Entonces, chico, dedícate a tus instrumentos. Tienes la libertad de conceder las entrevistas que quieras, pero ni Yobino, que te contrata para otra cosa con grandes sacrificios, ni las personas que asisten al festival, tienen que soportar tus gusanadas.