Armonía Somers: todos los cuentos

Armonía Etchepare, que luego tomó el pseudónimo artístico Armonía Somers, nació el 7 de octubre de 1914 y falleció en 1994.

Tras concluir sus estudios en la década del treinta, comenzó su carrera como maestra y pedagoga, impartiendo sus conocimientos en distintas escuelas, lo que le permitió interiorizarse de los más traumáticos problemas sociales.

Estas experiencias influyeron en sus publicaciones pedagógicas, en las cuales abordó, por ejemplo, el problema de la delincuencia juvenil. En esta temática, un título referente de su autoría es «La antisocialidad juvenil en el Uruguay».

Otro trabajo paradigmático fue «Educación de la adolescencia», por el cual obtuvo un merecido reconocimiento.

En 1971, a la edad de 57 años, se retiró de la función pública y, desde entonces, se concentró en sus actividades de escritora.

En virtud de su intensa tarea profesional y sus ambiciones literarias, su obra creció lentamente, con largas pausas y períodos de escasa producción creativa.

Luego del escándalo provocado por su primera novela, la crudamente erótica «La mujer desnuda», en 1950, «Somers publicó un volumen de cuentos llamado «El derrumbamiento», en 1953.

A pesar de la nueva polémica suscitada por el cuento que dio nombre al libro, igualmente se le otorgó el Primer Premio de Narrativa del Ministerio de Instrucción Pública, en 1953.

De su producción novelística cabe destacar, particularmente, «La mujer desnuda» (1950), «De miedo en miedo» (1965), «Un retrato para Dickens» (1969) y «Sólo los elefantes encuentran mandrágora» (1986).

Aunque esta emblemática narradora pertenece a la influyente Generación del 45, su obra se despega notoriamente de la tendencia dominante entre los autores pertenecientes a dicha corriente.

Ángel Rama la incluye dentro de lo que él llamó «literatura imaginativa», ya que, si bien mixtura fantasía y surrealismo con el realismo más puro, rompe con los moldes de la literatura realista de la época.

Los dos volúmenes de «Armonía Somers: todos los cuentos», de reciente reedición, abarcan la totalidad de las narraciones breves de la autora, conformando una recopilación absolutamente indispensable para conocer a una de las grandes plumas uruguayas, recurrentemente relegada, como tantos otros «autores malditos».

Los cuentos de Armonía Somers son complejos, plagados de imágenes oníricas, juegos lingüísticos, metáforas pesadillescas y personajes de desgarradora hondura psicológica.

Su preocupación por la situación de los marginados sociales y económicos y sus estudios sobre la delincuencia, le otorgaron un conocimiento único sobre la naturaleza humana y, principalmente, sobre la naturaleza de los alienados. Esta circunstancia la ubicó por encima de sus contemporáneos literarios.

En su obra, destaca particularmente la atmósfera macabra de textos impregnados de violencia y erotismo, así como la estructura fragmentaria y los elementos intertextuales que contienen, todo lo cual torna trabajosa la lectura.

Su escritura fue innovadora, subversiva e irreverente, pero, al mismo tiempo, contenía elementos arquetípicos y alegóricos, alusiones a la Biblia y trazos oníricos y surrealistas.

En su producción, se reconocen variadas influencias literarias y pictóricas, de pintores como Hieronimus Bosch y Salvador Dalí y escritores como Horacio Quiroga y el Conde de Lautremont.

Sin embargo Somers hizo gala de un estilo indefinible, propio y personalísimo, por el inusual manejo de la metáfora y la comparación, un desarrollo insuperable de la psicología de los personajes y una cuidada pintura de ambientes.

(Editorial Arca)

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