CIEN POR CIENTO JOAN MANUEL: ESTA NOCHE EN EL VELODROMO Y EL SABADO EN PAYSANDU

Serrat: "Vamos subiendo la cuesta que arriba mi calle se vistió de fiesta"

El show fue organizado por Música Nueva Uruguay y será de características intimistas, acústicas y comprometido con la vida misma, arrancará con su conocido «Hoy puede ser un gran día», seguirá con «De vez en cuando la vida» y tendrá su picos superlativos con la interpretación de «Mediterráneo», «Fiesta» y por supuesto las canciones que componen «Mò».

Vale recordar que el reencuentro entre el cantautor y su músico arreglador original Ricardo Miralles ha producido como resultado un trabajo fresco, rico, ágil, a veces inquietante, con un tratamiento musical a base de sonoridades acústicas y cuya raigambre en el Serrat más clásico no excluye novedades arriesgadas. Por lo que un público siempre leal al español, lo ovacionará apenas ingrese al escenario montado en el Velódromo Municipal de Montevideo para presentar un recital en el que fusiona «100 x 100 Serrat» ­un espectáculo que presentó en 2005 al cumplir cuarenta años con la música­ y su disco «Mò», en catalán y cuyas canciones en su mayor parte son de su autoría.

Ayer, en conferencia de prensa realizada en el Victoria Plaza Hotel, Serrat distendido, afable y al mismo tiempo irónico, respondió todas y cada una de las preguntas que se le formularon, las de siempre, las recurrentes cada vez que pisa suelo uruguayo y que, sin embargo, responde una y otra vez. Así, por ejemplo, recordó sus visitas anteriores a Uruguay, su conocimiento y relación con sus colegas uruguayos, los orígenes de la Nova Canco Catalana, las actividades de la ETA y otros temas de similar tenor. La novedad fue que anunció que antes de fin de año, posiblemente en diciembre, retorne a nuestro país con Joaquín Sabina para, juntos, ofrecer un espectáculo que llevará por nombre «Dos pájaros de un tiro»: «Concierto que, dijo, «no sabemos si quedará registrado en un disco, pero que ya hemos comenzado a armar y que sin dudas nos divertirá mucho y que espero que también divierta a quienes concurran a vernos».

Respecto al conflicto que existe entre Uruguay y Argentina por la instalación de las fábricas de pasta de celulosa, el artista catalán opinó que «es una pena que esto suceda. Es un asunto que ya debía haberse solucionado, incluso por parte de los gobiernos anteriores ya que no es algo nuevo». Preguntada su opinión acerca de la mediación del rey de España, irónico respondió, «pues me alegra que un rey sirva para algo».

En relación a su nuevo disco «Mò», e interrogado sobre qué hubiera hecho «Si hubiese nacido mujer» (ya que este es el título de una de las canciones fundamentales del fonograma), Serrat, en parte respondió con el texto de la misma: «Si hubiera nacido mujer habría estudiado hasta cuarto y, con suerte, magisterio. Sumisa, discreta, que nunca el vecindario pudiera decir ni media. Y llorar sangre una vez al mes, ocultos bajo una máscara, los sentimientos a flor de piel, como casi, casi todas. Si hubiese nacido mujer, para mal o para bien, me habría hartado de tragarme penas, de preparar rancho, de cambiar pañales, de coger sin ganas». Un texto elocuente y bello que muestra la sensibilidad de un hombre que reivindica los derechos de las mujeres oprimidas y reprimidas en la machista sociedad global humana.

Como el poeta Antonio Gala ha dicho de él, no sorprendía hace treinta años que Serrat fuese un rebelde, pero podría sorprender que lo siga siéndolo hoy. Casi todos los que entonces oían a Serrat están muertos o situados, es decir, inmovilizados de una u otra manera. El continúa idéntico. Se ha resistido a acomodarse en la poltrona del éxito, de la consagración o del estrellato: el laurel de oro que acaba por vaciar las sienes del creador. No se alinea en ningún batallón, ni de los instalados, ni de los destructores. No se proclama definidor ni defensor del orden, pero tampoco del desorden. Su constante posición es la de romper filas. Su misión no es la de prometer falsos paraísos, ni vestir al desnudo, ni consolar al triste; no se arroga misión alguna, es un francotirador contagiando a los otros. Si resulta ejemplar es porque lleva la vida entre los dientes, como un cuchillo y como un beso. Tal definición es la más propicia para destacar la personalidad de este artista superlativo que a sus 63 años sigue cautivando a un público que se renueva con cada generación.

El precio de las entradas para esta noche oscila entre $ 250 y $ 1.000, los menores de 2 años ingresarán gratis. En Paysandú las localidades costarán entre $ 200 y $ 400. *

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