RESPETO

«Mongólico», «retardado», «negro» y otros insultos que deberías dejar de usar ya

Están insertados en nuestro día a día (probablemente) desde que tenemos memoria, pero son sumamente ofensivos para ciertas poblaciones.

Foto: Flickr / Spiva Arts
Foto: Flickr / Spiva Arts

Es un hecho: para los rioplatenses, las malas palabras son un pilar del acervo cultural, y difícilmente las dejemos de decir. Entre amigos, familia, conocidos, o entre dos personas aleatorias que tienen un encuentro (o des encuentro), las malas palabras van y vienen en una conversación cotidiana.

Pero, ¿te has cuestionado cuáles de esas palabras son insultos, y cuales de esos insultos pueden ser hirientes para alguna población?

Mongólico/a

En el siglo XIX, el doctor John Langdon Down observó que los habitantes de Mongolia tenían rasgos físicos semejantes a los de las personas con trisonomía 21, el recientemente descubierto síndrome de Down. Por estas anotaciones del médico es que se empezó a usar el término «mongolo» o «mongólico» para definir a las personas con esta condición.

A la larga, «mongólico» se convirtió en un insulto sumamente discriminatorio para las personas con Down, por lo que seguirlo usando fomenta el rechazo y la estigmatización. Algunos también usan «Down» como un insulto, cuando en realidad ninguno de los dos lo es.

Lejos de reírnos, asentir o consentir que alguien utilice estos calificativos, deberíamos informarle en el momento que está siendo insultante con personas con trisonomía 21.

Gordo/a

La obesidad puede ser tanto una enfermedad, causada por distintos factores, como una condición momentánea debido al sedentarismo, la mala alimentación u otras circunstancias.

La obesidad puede, incluso, agravar patologías como la diabetes o el colesterol, causar problemas cardiovasculares, e incluso provocar algunos tipos de cáncer.

Es una de las principales causas de bullying en escuelas y colegios, algo que es alimentado por la constante discriminación que se experimenta en todos los estratos sociales. Partiendo de los estándares sociales de belleza irreal, las personas con sobrepeso suelen no encajar en casi ningún lado. Usar el calificativo de «gordo» para insultar a alguien, solamente logra acrecentar el daño.

Puto / trolo

El término «puto» se usa ampliamente en todo Latinoamérica para definir de forma despectiva a personas homosexuales. Peor aún, se usa para tratar de herir la hombría o la masculinidad de aquellos hombres que se autodefinen como heterosexuales, como si ser gay fuera un insulto.

En algunos países como Colombia, México o Venezuela se usa el término «maricón», «marica» o «marico», mientras que en algunos de Centroamérica se usar también «playo».

Insistir en el uso de estos conceptos refuerza la xenofobia y la discriminación por orientación o identidad sexual.

Puta

Los conceptos de «puta», «zorra» o «perra» nacen enfrascados en las sociedades patriarcales en la que viven, en mayor o menor medida, todos los países latinoamericanos. Inclusive, en Estados Unidos se usa (en inglés) los equivalentes «whore» y «slut», insultos fuertes en cualquier contexto que se use.

Se cataloga así a las mujeres que desean ejercer su sexualidad libremente, al igual que como lo hacen los hombres sin sufrir discriminación alguna.

La libertad sexual debe ser pareja para todos los individuos, en tanto ninguno cometa delito alguno en la práctica, y no debería aplicarse sanción moral solamente a las mujeres.

Negro

Desde el colonialismo, los afrodescendentes han sufrido esclavitud, apartamiento y segregación, siendo por siglos ciudadanos de segunda categoría por ley -hasta la abolición de las esclavitud en todos los países- y de forma tácita como consecuencia del pasado.

Hoy en día, los negros siguen sintiéndose apartados de muchos espacios sociales, políticos, religiosos y culturales, y «negro» suele ser usado como insulto o como apelativo para injuriar a otra persona.

En Argentina, por ejemplo, según un reciente estudio hecho en liceos y secundarios de Buenos Aires, se concluyó que «negro» y «peruano» eran el insulto favorito de más del 30% de los encuestados.

En esa misma provincia argentina, a los bolivianos se les suele llamar «bolita», algo que ha perdido fuerza con los años, pero que causó dificultades de integración para los inmigrantes del país andino.

Los prejuicios contra cualquier persona por género, orientación sexual, color de piel, procedencia u otros, no construyen a una sociedad en donde la convivencia y el respeto por la diversidad sean los importantes ejes centrales.

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