MEMORABLE

The Rolling Stones: La más pura demostración de rock en escena

La puntualidad inglesa no es un cuento. Los Stones lo demuestran en Montevideo. Poquitos minutos después de la hora 21 saltan al enorme escenario del Centenario. Las tres pantallas gigantes y los fuegos artificiales iluminan el cielo de la ciudad, pero quedan opacados por la presencia imponente de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts.

rolling-stonesMás de 50 mil personas comienzan con el delirio, mientras el legendario Jagger interpreta “Start me Up”. ¡Ahora sí! Los Stones están en acción. Están por primera vez en Montevideo.

Los ojos parecen no alcanzar para poder apreciar tanta calidad e historia y tanto derroche de energía.

La impaciencia inicial del público deja paso a aplausos, bailes, saltos. El disfrute está en marcha. Como siempre, Mick corre, canta y da sus clásicos pasos sobre el escenario.

La más pura demostración de rock está en escena, para distintas generaciones de admiradores fascinados.

Continúan uno tras otros los grandes y memorables temas de los Rolling’s, entre ellos: “It’s Only Rock and Roll”, “Tumbling Dice” y “Out of Control”. El juego de luces del escenario acompaña el despliegue musical.

Si Jagger continúa subyugando por sus movimientos, sus pasos y por sobre todo su impecable voz, Richards no se queda a la zaga con su incisiva guitarra, siempre deslumbrante.

Asimismo, Wood cautiva por su calidad musical en sus acompañamientos y esa sonrisa cómplice dibujada por el paso de los años y los escenarios, mientras que Watts mantiene intacto el ritmo de una batería rockera y su perfil bajo.

Nada faltaba para que Jagger generara un ida y vuelta increíble con su público, pero como si fuera poco se le ocurre decir, en un español entendible, que interpretarían la canción elegida por el voto de la gente: “She’s So Cold”, la cual compitió con otros tres temas: “Just My Imagination”, “Get off My Cloud” y el clásico “Let’s Spend The Night Together”, la que ha formado parte del repertorio de la banda en todos los conciertos de la gira Olé!, y que fue el “Lado B” del simple que en 1965 promocionó “(I Can’t Get no) Satisfaction”.

Luego, la interpretación de la inolvidable balada “Wild Horses” hace encender miles de pequeñas luces en las tribunas que con su vaivén siguen el ritmo de la melodía, pero ya no son encendedores, sino celulares.

La complicidad

El inefable Mick, con su eterna melena al viento, esa de la libertad de los 60’, asegura que toda la banda la estaba pasando bien en Montevideo. “Charlie fue a un bar y tomó ‘etiqueta Negra’”.

Y siguió: “Escuchamos candombe, luego Ronnie comió un gran chivito, y caminamos a la ‘Midnight Rambla’”.

Con posterioridad, interpretan otros de los signos de una época: “Paint it, Black”, canción que recibió versiones en los años 80’ de grupos como los Doors o Echo and The Bunnymen. Le sigue “Honky Tonk Women”.

Luego, Keith Richards pasa a primera plana con: “Slipping Away” y “Can’t Be Seen With You”.

El derroche de fuerza rockera prosigue con “Midnight Rambler”, “Miss You”, “Brown Sugar”, y Gimme Shelter” que Mick interpreta junto a la deslumbrante cantante Sasha Allen.

Jagger interpela al público varias veces más, al decir o preguntar que Garadel es uruguayo, al exhibir la camiseta de Luis Suárez y asegurar que sus goles aún le duelen, o al invitarlos a cantar.

“Sympathy for the Devil” es acompañada desde los primeros acordes hasta el final por diseños tribales y “diabólicos” en las tres enormes pantallas, y Jagger aparece en escena con una capa roja.

Pero el espectáculo continúa y el público se deslumbra a cada paso y en cada acorde. Ahora interpretan “Jumpin’ Jack Flash”. Ya han transcurrido dos horas de espectáculo vertiginoso y disfrutable.

La banda se retira y la gente delira. Todos sabemos que aún queda más.

El regreso para el cierre, es inesperado porque interpretan “You Can’t Always Get What You Want”, junto con el exquisito coro uruguayo: “Rapsodia”.

Y el cierre, con “Satisfaction”. Fuegos artificiales, aplausos y extensos agradecimientos del público y de los cuatro “chicos malos”, aquellos mismos que en 1962, y junto al extinto Brian Jones, habían tomado prestado del estribillo de la canción del músico negro de blues, Muddy Waters el nombre: “Rollin’ Stone”.

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