LITERATURA

Presentación de “Mis muchas razones: la biografía política de Enrique Tarigo”. LARED21 habla con uno de los autores

Este jueves 4 de febrero se presenta “Mis muchas razones”, la biografía política de Enrique Tarigo, una de las figuras clave en la salida de la dictadura uruguaya. Los autores Miguel Lagrotta y Esteban Lenoís estarán a las 21.00 horas el Museo Pablo Neruda de Punta del Este (calle Virazón y La Salina).

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Foto de Editorial Planeta.

Enrique Tarigo fue una de las figuras más relevantes en la política uruguaya durante tres décadas de la historia: antes, durante y después de la dictadura. “Un hombre que se hizo escuchar en la política y en el periodismo como defensor de los valores liberales y de las ideas en las que creía”, cuentan los autores, un hombre que “se dedicó a la política sin estar del todo convencido, pero sintiendo que era su deber hacerlo, y fue fundamental, desde la vicepresidencia, para el accionar del primer gobierno que restauró la democracia”.

LARED21 dialogó con Miguel J. Lagrotta, docente con posgrado en Investigación en Historia Contemporánea (CLAEH) y diplomado en Gestión de Centros Educativos (UCUDAL), uno de los autores de la biografía.

¿Por qué la elección de Enrique Tarigo para realizar libro?

Enrique Tarigo fue una personalidad trascendente en la salida democrática de Uruguay, después y durante la dictadura. Con Esteban hablamos sobre Tarigo y llegamos a la conclusión de que no había un material temático sobre su figura. Si bien había infinidad de fichas, discursos y referencias, no había nada que formara un compilado serio sobre su vida.

Así empezamos, primero con un proyecto sobre la biografía general, y lentamente se fue derivando a una biografía política. Nos fuimos involucrando en este tema y consultamos al Dr. Julio Sanguinetti sobre la viabilidad de escribir algo sobre Tarigo, y él nos dijo: “qué justicia. Porque todo el mundo lo menciona pero en realidad no hay nada tratado en profundidad”. Eso nos motivó profundamente, y el resultado ya está dando sus primeros pasos en las librerías.

Tarigo murió en 2002. ¿Ustedes lo conocieron?

No personalmente. Yo tengo 56 años, y en el período sobre el que estamos hablando yo era un adolescente. Lo vi alguna vez en la calle, y también en el momento en el que él asume la vicepresidencia.

Pero sí lo conocimos a través de la investigación, pues hablamos con la familia y con los colegas: docentes, abogados y políticos. Armamos toda una estructura para involucrarnos en su persona y, a medida que hicimos esto, fuimos entendiendo su importancia.

Tarigo asume un rol que no estaba en su mente. Era muy difícil tener voz en esa época, en la que no se podía hablar ni opinar de política, y él lleva adelante todo el debate sobre la reforma constitucional que quería imponer el régimen dictatorial. En este marco sucede el famoso debate televisivo en Canal 4, en el programa En Perspectiva, que marcó un antes y un después en la salida democrática. Eduardo Pons Echeverry estaba con él en la mesa, en contra a el coronel Néstor Bolentini y el Dr. Viana Reyes.

El debate televisivo fue algo impresionante porque prácticamente estaba prohibido hablar de política, estaba prohibida la acción política y estaba censurada la prensa, y de repente se habilitó un debate. Hubo dos o tres debates, pero este fue el que tuvo más trascendencia por ser televisado.

En ese momento es que la opinión pública toma consciencia de que había una pequeña lucha en la oscuridad, que se estaba debatiendo sobre un tema concreto. Se trataba de una constitución que se iba a plebiscitar que, entre otras cosas, incluía a las Fuerzas Armadas en el Poder Ejecutivo. Era una constitución para nada liberal, que en definitiva pretendía la continuación del régimen a través de una legitimación jurídica.

La figura de Tarigo fue trascendente ahí porque, siendo un abogado conocido y con varias incursiones en la prensa, un liberal de toda la vida, su debate marcó con claridad la diferencia entre la libertad y las represiones profundas que había en ese momento.

Tarigo escribía el semanario Opinar, ¿Eso también ayudó?

El semanario fue una llave que abrió una proliferación de semanarios después. Era casi una artesanía, porque hacía política sin poder hacer política, hablaba de libertad sin poder hablar de libertad. Entonces, ahí tenías artículos y crónicas de referencia, de música, de teatro, de cine, que todas tenían como eje la libertad, la democracia, la trascendencia.

No se podía hablar de eso, pero sí se podía mostrar indirectamente a través de las páginas lo que se había perdido. Hasta incluía una sección que se llamaba “biblioteca liberal”, donde se publicaban los grandes clásicos sobre la libertad. Se hablaba de la libertad en un modo tangencial. Incluso varias veces se prohibió el semanario, se censuró, y el propio Tarigo repartía fotocopias de su periódico en las plazas. Eso era un acto de valentía increíble.

Quizás es difícil de entender para los jóvenes, que siempre vivieron en un régimen de absoluta libertad, el grado de censura. Había incluso palabras prohibidas, como “compañero”, que no se podía escribir. Había un censor que impedía la salida del semanario o del diario o, directamente, lo prohibía después de impreso, lo que representaba un gasto enorme.

Para Tarigo era muy importante todo eso: marcar la libertad, marcar lo que era el sentir republicano. Él era una persona que no era política, llegó a la política por esta situación. En el libro está escrito, él mismo dijo “contre mon”, que en francés quiere decir “a pesar mío”. “Soy político a pesar mío”. Pero terminó siendo vicepresidente de la República.

¿Qué dirías que fue lo más importante que hizo durante la dictadura?

Ya de entrada, cuando la dictadura interviene en la Universidad de la República, destituyen a uno de sus colegas, que era del partido proscrito, de izquierda. A partir de este episodio Tarigo renuncia y dice: “yo no voy a dar clase acá, en un lugar en el que no dejan dar clase a un docente de este nivel por sus ideas”.

Con esa impronta comenzó a marcar un perfil dentro de un margen muy reducido. De todas formas, el epicentro fue el debate televisado y los editoriales de Opinar, uno de los cuales le da nombre al libro. “Mis muchas razones” es un artículo que él hace sobre por qué no votar la constitución promovida por el régimen. Enumeró unas 20 o 25 razones, lo cual hoy parece una simpleza, pero en ese momento fue un acto heroico.

¿Cómo tocan en el libro el tema del referéndum contra la “Ley de Caducidad”, del cual Tarigo estaba en contra?

En el libro está tratado en profundidad, están los documentos y las actas, además de la defensa que él hace. Era un proyecto que le rechinaba, porque era una persona de leyes, y este proyecto tenía vicios jurídicos.

Pero, políticamente, era un mecanismo de salida. Él deja cargo presidente del senado y baja a debatir, y defiende la Ley con total claridad, diciendo que no es perfecta pero es lo mejor en las circunstancias. De hecho, paralelamente a los festejos por la libertad hubo episodios muy duros con los militares. Quizás en el momento no haya trascendido, pero si no se negociaba con gran habilidad de apertura, la posibilidad de una vuelta atrás estaba latente.

Ese capítulo vale la pena para entender cosas que hasta ahora tienen consecuencias definitivas. La salida de la dictadura tuvo sus mecanismos complejos. Y ahí estuvo Tarigo, a pesar de él, defendiendo lo que él creía que era mejor para el país.

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