Argentinos se vuelcan a la lectura: la 41ª Feria del Libro rindió tributo a Eduardo Galeano y su obra “Mujeres”
Un millón doscientas mil personas recorrieron las instalaciones de la 41ª edición de la Feria del Libro, en Buenos Aires, que pauta no solamente el interés preferencial de los argentinos por acceder a lo escrito, sino también un empuje de ventas que en algunos casos alcanzó al 30% por encima de la edición 2014 de la muestra.
Desarrollada una vez más en el predio de la Rural de Palermo, los visitantes se mantuvieron en similar número que el año anterior, pero los libros tuvieron más respuesta en todos los órdenes, yendo de un modesto 5% de aumento en ventas a los máximos del 30%.
La feria estuvo “signada por la muerte del escritor uruguayo Eduardo Galeano y el lanzamiento de su penúltimo libro, Mujeres (Siglo XXI), que agotó su primera edición de 25 mil ejemplares”, según detalla el matutino porteño Página 12. “Este mes lanzamos Mujeres, su penúltimo libro, y la primera edición de 25 mil ejemplares se agotó. Sólo con las compras de los bibliotecarios vendimos como unos 600 ejemplares, que es muchísimo. Esto hizo que esta edición fuera muy buena en términos económicos. Vendimos un 20 por ciento más de ejemplares”, explicó Carlos Díaz, editor general de Siglo XXI.
Las universidades argentinas en la cresta de la ola
“Vendimos un 15 por ciento más en cantidad de ejemplares. Hay una producción literaria muy rica y diversa de las universidades nacionales. Intentamos diversificar más la oferta no sólo con libros estrictamente académicos, sino con literatura y libros de pedagogía. Tenemos libros de 46 editoriales universitarias; de Ushuaia a La Quiaca están todas”, dijo a Página 12 Rubén Acosta, del stand de la Red de Editoriales Universitarias Nacionales, marcando el buen momento del sector.
En Argentina los libros universitarios no tienen el mismo precio de venta que los de editoriales comerciales y su promedio no supera de los 250 pesos uruguayos.
Los comentarios generales de la muestra han sido positivos, y las expectativas han quedado abiertas en cuánto a la consolidación de los argentinos como buenos lectores, en tiempos que lo escrito parece estar retrocediendo en muchas partes del mundo.
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