Vino Don Osvaldo y conmocionó a Montevideo con su inocencia

Fue la primera vez que Patricio Santos Fontanet llevó sus canciones fuera de Argentina. Ocurrió en el Teatro de Verano de Montevideo, el pasado fin de semana. Las entradas se agotaron con anterioridad y tan pronto, que la banda decidió ofrecer dos recitales en las noches del sábado 24 y domingo 25 de abril.

Antes y después de los espectáculos, miles de jóvenes se concentraron eufóricos sobre la rambla del Parque Rodó, afectados por una verdadera fiebre rocanrolera al escuchar cantar al Pato, líder de la mítica banda Callejeros, ahora llamada Don Osvaldo, en homenaje al maestro Don Osvaldo Pugliese.

Varios centenares de devotos viajaron miles de kilómetros desde distintas localidades argentinas, principalmente de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza para acompañar una vez más a su banda venerada. Se les notaba encantados tanto con su estadía en Uruguay, como con el trato fraterno de los uruguayos. Al punto que muchos se alojaron en casas de amigos que los recibieron de buena gana. Fraternidad rioplatense, delirando juntos en una verdadera fiesta de sábado a la noche, despejada y casi de verano.

El show comenzó a las 21:30 con la banda interpretando “Parte menor” y desde entonces la euforia sería incesante. Enseguida siguieron “Algo peor, algo mejor” y “prohibido”, éxitos de Callejeros. Probablemente, el teatro de verano nunca había terminado con tanta gente afónica. Es que casi la totalidad del público nunca dejó de cantar y bailar a lo largo y ancho de las 25 canciones interpretadas. La banda tocó de todo. Clásicos ensayados hace quince y hasta veinte años atrás. La mayoría fueron temas de los discos “Sed”, “Presión” y “Rocanroles sin destino”. Y también algunos compuestos luego de la tragedia de Cromañón: las últimas canciones fueron “Creo” , cerrando con “Suerte”, a las doce en punto.

 

 

Fanáticas y seguidores de Callejeros que vinieron de lejos, quedaron contentos y sorprendidos ante la notable variedad temática de la lista presentada el sábado, según ellas fue un repertorio poco acostumbrado. Sin embargo, los uruguayos más que satisfechos, igual se fueron con ganas de escuchar los populares temazos que se harían esperar un día más.

Muchas banderas de palo de Uruguay con insignias de la banda, de Peñarol, Nacional, Boca, River, San Lorenzo y algún otro, no dejaron de flamear a los pies del escenario. Mientras tanto, el Pato guardaba todas las cosas que la gente le tiraba. Hubo una bandera del Club Social y Deportivo Villa Española con el logo de CJS, que se extendió a lo largo de un parlante. De vez en cuando se desplegaban sobre el público trapos muy grandes del pabellón argentino. Esto ocurrió sobre todo –y en ambas noches– cuando sonó “Y no volvieron más”. Una vieja canción callejera que alude a la batalla contra los ingleses en las Islas Malvinas, alternados con saltitos y cánticos del público argentino y ya lo ve / y ya lo ve / el que no salta / es un inglés.

La banda en general sonó bien. Gustó mucho. Don Osvaldo está integrada por la voz del Pato, el bajo de “Dios” Torrejón (también integrante desde los inicios de Callejeros), las dos guitarras de Pedi Puentes y Abel Pedrellos. la batería de Luis Lamas, y también participó el saxo tenor de Leo Janin, los teclados de Apu Gerez, el violín de Fani Corsini, y Juan Alcone en la percusión. Hubieron arreglos para todos los instrumentos. Cuatro o cinco veces un tema se fundió con otro éxito y la gente enloquecía. Muchos aplausos, mucha pasión.

En uno de los descansos de la banda -y también del público que deshidratado se impactó ante los precios de la lata de cerveza a cien pesos y de la botellita de agua a ochenta- se reprodujo un audiovisual donde Estela Carlotto, representante de las Abuelas de Plaza de Mayo, comunicó que “la música no mata” haciendo referencia a los músicos de Callejeros, y a la situación que en ese momento afrontaba Patricio Santos Fontanet. Además, entre otras cosas, apuntando explícitamente contra el Poder Judicial, “para hacerle saber que hay un pueblo que lo vigila”.

El concierto del domingo tuvo similares características al del día anterior: 25 canciones y los mismos horarios de duración. Más frenesí en el público (si es que era posible más). El mismo olor a cogollos de marihuana caliente y argentinos que jugaban a sustituir el “ey” por el “bo”; y tal vez una leve mejora en la calidad del sonido en cuanto a la voz del Pato, que por momentos se perdía entre los instrumentos y el clamor de la gente. Además, él mismo declaró sentirse más “aclimatado” que la noche anterior, así que ésta vez se mostró bastante más suelto y divertido. Por momentos se le veía emocionado. Agradeció muchas veces al Uruguay, y a sus compatriotas que hicieron el esfuerzo sólo para acompañar a Don Osvaldo y al espíritu de Callejeros, inoxidable pasión.

Si bien vendían una entrada para cada fecha, hubo cierta continuidad entre el concierto del sábado y el domingo. Fueron 50 las canciones que interpretó Don Osvaldo en el escenario del Teatro de Verano, en un total de cinco horas, durante dos noches. Repitió solo algunas canciones. En la fecha de cierre, la banda arrancó fuerte con “La llave” y “Otro viento mejor”, por lo que los fanáticos uruguayos pudieron delirar también con éxitos como “Una nueva noche fría en el barrio”, “El nudo”, “Imposible”, y otros temazos que erizaron la piel a más de uno.

Para concluir el espectáculo, la banda interpretó “Ojalá se los lleve” y cerró de nuevo con “Suerte”, otra vez a las veinticuatro cero cero.

“La verdad que es un honor haber estado acá. ¡Fueron dos noches espectaculares!”, exclamó realmente emocionado el Pato, y abrazados todos los integrantes de la banda, aplaudieron, saludaron y agradecieron a un público que se llevó un recuerdo inolvidable.

“…La riqueza de este viaje

es el cambio a esta realidad,

porque si me muero es por luchar,

y no por mirar…”

Fragmento de la canción “El nudo”.