MÚSICA Y LITERATURA

Leo Maslíah se presenta en la Vieja Farmacia Solís

Leo Maslíah, recién llegado de una gira por Argentina, con actuaciones en Buenos Aires, Rosario y en el IV Festival Internacional de Poesía de Córdoba, se presentará en Montevideo, en la Vieja Farmacia Solís, este sábado 21 de marzo.

Foto: María Ortiz

Después de sus últimas giras por Europa, México, Venezuela y Argentina (Buenos Aires, Córdoba y Rosario), Maslíah vuelve a presentarse en Montevideo. La cita es en la Vieja Farmacia Solís (Agraciada 2623 esquina Santa Fe), este sábado 21 de marzo a las 21.30 horas.

En esta oportunidad, estará presentando temas de su repertorio clásico, sumados a canciones de su nuevo disco “Luna Sola”.

Además, el artista adelantará textos de su más reciente libro “El bobo del pueblo y otras incorrecciones” que editará Criatura Editora en el mes de mayo.

Las reservas para este espectáculo se realizan a través del teléfono: 22042303.

El bobo del pueblo

No se sabe si por tradición o misterios estadísticos, pero es lo común que cualquier pueblo tenga un bobo que anda suelto y que las personas de capacidades normales tratan afectuosamente (festejándole las gracias o siguiéndole la corriente cuando él finge –o juega a– ser, por ejemplo, almacenero, farmacéutico, cartero, cuidacoches, etc.). A veces también lo tratan mal, si el bobo justo viene a molestar cuando se está haciendo algo importante, o algo sin importancia pero que requiere mucha atención. De todos modos, el bobo a veces no se da cuenta de que lo trataron mal y se cree que lo trataron bien, o piensa en términos diferentes, o no piensa.

En algunos pueblos es posible que no haya ningún bobo o que el bobo que hay esté tapado, por salir poco o por estar a la vista de todos pero haciendo algo que no deje en evidencia su condición. Pero en otros pueblos puede suceder que haya dos bobos, o incluso tres. En estos casos, a veces se da algún tipo de competencia o rivalidad entre los bobos, en aras de obtener cada uno una parte mayor del favor de la gente normal.

Se podría pensar que en estos pueblos con tres bobos el desenvolvimiento de las actividades del resto de los habitantes podría verse entorpecido, pero esto no es así. En su esfuerzo por superar a los otros dos, cada bobo termina sirviendo muy bien a las necesidades comunales, que son las de la gente normal.

Los bobos empiezan a desempeñar funciones creyendo que son empleados de tal o cual tendero, tallerista o repartición municipal, o que tienen un emprendimiento propio. Y cuando los bobos son cuatro, cinco, seis, o más, la cosa es todavía mejor. Y no es que se los haga trabajar por nada. Se les da algo, y en los casos de bobos que se necesita tener en cargos con apariencia de jerarquía o importancia, la remuneración llega a ser muy buena y el bobo que la recibe no llega a sospechar nada (además, se gasta su remuneración en las cosas que están previstas).

En muchos pueblos se alentó la proliferación de bobos (ajustando el sistema educativo) y se logró un desarrollo sostenido que los convirtió en algunas de las ciudades más pujantes y populosas del mundo.

Leo Maslíah.

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