Robin Williams: El universo de la sensibilidad y la alegría como antídoto

A las 12:02 de lunes 11 de agosto se constató el deceso de uno de los más queridos actores contemporáneos que ha dado la industria cinematográfica de los Estados Unidos.  Desde entonces, una a una las escenas de sus memorables actuaciones se nos han proyectado desde la memoria.

Es que Robin Williams acompañó a varias generaciones de niños y adolecentes, que hoy ya exhiben destellos de grises en sus cabellos, con su inolvidable papel en “Mork & Mindy”, aquella comedia que se emitió por televisión entre los años 1978 y 1982, en la que representaba a un entrañable extraterrestre proveniente del Planeta “Ork”.

Pero sus refinados atributos de comediante se amalgamaron con el de incuestionable actor dramático a través de una lista casi innumerable de interpretaciones.

Como olvidar “Buenos días Vietnam”, de Barry Levinson, en la cual ejecutó a la perfección el papel de un locutor radial del Ejército norteamericano, durante una de las guerras más cruentas a las que se enfrentó Estados Unidos. Williams o “Adrian Cronauer” llega a Saigón para entretener y elevar el espíritu alicaído de los soldados desplegados.

Sin embargo, dos años más tarde volvería a deslumbrar con la encarnación de John Keating, el profesor de literatura cuya mejor lección fue demostrar a sus alumnos la importancia de no perder algo que jamás puede recuperarse, el tiempo, e intentar cada día extraerle el tuétano a la vida. “La sociedad de los poetas muertos”, “Buenos días Vietnam”, y  “El pescador de ilusiones”, le valieron tres nominación como mejor actor al Oscar, pero no obtuvo la estatuilla.  Sí logró un Globo de Oro por “The Fisher King” o “El pescador de ilusiones”.

Su único Oscar lo alcanzó por “Good Will Hunting”,  “En busca del destino” o “Mente indomable”, un filme de 1997 dirigido por el Gus Van Sant.

Luego vendrían otras interpretaciones memorables, en su vasta carrera como actor de comedia y dramático. El papel de Hunter en “Patch Adams”, la vida del médico cuya terapia es la risa, y que enfrentó al público a la dualidad de la alegría y la tristeza.

Algo similar ocurrió en “Papa por siempre”, donde para poder ver a sus tres hijos, luego de la separación de su esposa, se hace pasar por un ama de llaves, la señora: “Doubtfire”, actuación por la cual también logró un Globo de Oro.

Otros de sus dramas cómicos fue “El hombre bicentenario”, en la cual interpreta al robot – humanoide, Andrew, quien durante su contacto con la humanidad y el transcurso del tiempo adquiere conocimiento, pero por sobre todas las cosas, sentimientos.

Luego, en el 2002, como si fuera poco, protagonizó una película de acción: “Insomnia” junto con otras de las leyendas del cine, Al Pacino. En 2006 interpreta “Night at the Museum” o “Una noche el museo”.

Pero a pesar de una breve sinopsis de sus más recordados papeles, Robin Williams  también prestó su voz para doblajes de personajes animados como en “Aladín” y “Robots”.

La vida real

La oficina del sheriff y el Departamento de Bomberos  recibieron una llamada de urgencia a través del 911, proveniente de la residencia de Williams. Cinco minutos antes del mediodía.

Al llegar al lugar, sólo pudieron constatar la muerte del actor. Ello se confirmó a las 12:02, informó The Guardian. Había sido visto por última vez a las 22 horas del domingo.

Más allá de la comedia o el drama, de sus problemas con la bebida o las drogas, o de su muerte por suicidio, se apagó una de las estrellas más intensas de la gran pantalla, la que mantiene viva nuestras ilusiones.

“Esta mañana he perdido a mi marido y mi mejor amigo, mientras que el mundo perdió a uno de sus artistas más amados y un hermoso ser humano. Tengo el corazón absolutamente quebrado”, escribió Susan Schenider, esposa del actor.

Y el laureado director de cine Steven Spielberg ha expresado: “Robin era una tormenta de luz, de genialidad humorística y nuestra risa era el trueno que lo sostenía”.