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Veinte años de políticas públicas de investigación en la Universidad de la República

El ex investigador y decano de la Facultad de Ciencias y actual ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, dijo este lunes que su involucramiento hace más de 20 años en la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC-Udelar), fue «una de las experiencias más ricas» de su vida universitaria.

Ehrlich: “Es imposible pensar en el futuro de un país sin hacer investigación”.

Ehrlich participó en la presentación del libro Veinte años de políticas de investigación en la Universidad de la República: aciertos, dudas y aprendizajes de Mariela Bianco y Judith Sutz (coordinadoras), junto al rector de la Udelar Rodrigo Arocena, la decana de la Facultad de Ciencias Sociales Susana Mallo y la profesora de físicoquímica biológica de Facultad de Ciencias Ana Denicola.

El libro abarca 20 años de políticas de investigación de la CSIC y refleja un esfuerzo colectivo, realizado con espíritu crítico y propositivo por un variado equipo docente. Recorre diversas dimensiones del diseño e implementación de las políticas de investigación y discute los dilemas derivados de la toma de decisiones en contextos de recursos escasos.

A lo largo de más de dos décadas, esta tarea generó «la cultura CSIC de políticas de investigación universitaria», explicó Judith Sutz, su directora académica. Ella fue creada «por muchos: las autoridades y su orientación, las discusiones de la propia CSIC, centenares de investigadores universitarios que han contribuido a lo largo del tiempo a los procesos de evaluación de las propuestas, y también por nosotros, la unidad académica de la CSIC».

La cultura CSIC tiene tres características: un sello o una marca, que «es la reflexividad crítica, la interrogación permanente acerca de convergencias y desencuentros, los objetivos buscados y los resultados que se obtienen», y dos orientaciones.

La primera orientación tiene que ver con «el fomento persistente, indeclinable, obstinado, de la diversidad cognitiva de calidad», explicó Sutz. «Una investigación universitaria robusta requiere que sean robustas las capacidades de producción de conocimiento de todas las áreas, todas las orientaciones disciplinares y también de la interdisciplina, y también de todos los colectivos, en particular los jóvenes, o qué pasa con las mujeres, o distintas modalidades o agrupamientos».

La publicación resume dos décadas de investigación en la Comisión Sectorial de Investigación Científica

La segunda orientación refiere al «diálogo con otros, como elemento central de crecimiento de la calidad académica y en la relevancia de la investigación». En el encuentro participaron representantes de empresas y organizaciones que mantienen acuerdos de cooperación con la Udelar como Ancap, ANP y el PIT-CNT. «Hay muchos otros no identificados, por ejemplo todo lo que incluye la diversificada, compleja demanda vinculada con la inclusión social, o la compleja y no menos diversificada demanda que proviene de los sectores productivos de la sociedad».

Sutz recordó que para cualquiera de estas tres cosas hacen falta herramientas y señaló que estas son construidas a diario por el grupo de investigación en Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS), de la CSIC. «A través de ese trabajo junto con todos los demás contribuimos a la construcción de esta cultura que en buena medida, creo poder afirmarlo, crecientemente se ha convertido en una cultura compartida por la Universidad», concluyó.

Tras dos décadas la CSIC acumuló conocimiento y experiencia «en tres direcciones fundamentales», resumió Mariela Bianco, la otra coordinadora de la publicación: «saber cómo aportar evidencia y perspectiva crítica a la política de investigación, un know how específico vinculado a la gestión de los programas de fomento, y haber desplegado un quehacer académico tanto a nivel de enseñanza como de investigación en las distintas temáticas del sector CTS».

Un puente entre la actividad académica y la cultura

Ricardo Ehrlich recordó que la CSIC nació modestamente en el contexto de un país que discutía si debía y podía desarrollar investigación científica, y que su punto de partida fue más que nada una provocación: “Es imposible pensar en el futuro de un país sin hacer investigación”.

El ministro Ehrlich elogió la propuesta y en su exposición recordó la participación en la CSIC

El ministro elogió su «virtuoso diseño institucional», y su «capacidad de asumir riesgos para explorar nuevos territorios. Sin esa capacidad, no hay avances», dijo. Recordó que «asociado a la naturaleza de la vida académica» existe un «necesario conservadurismo que lleva a proteger referentes, normas, conductas, el corpus de conocimiento», y que la creación de la CSIC «fue una ruptura en la vida institucional. La institución se fue tranquilizando a lo largo de varios años».

Ehrlich evaluó que el dato de que entre el 70 y el 75% de la investigación en Uruguay se desarrolla en la Udelar «no es completamente correcto», porque «en este período se formaron investigadores que hoy trabajan en otras instituciones del país, y el 25% restante también proviene del esfuerzo que hizo la institución universitaria”.

Este dato es importante «para felicitar a la Udelar, pero también para exigirle que ahora mire hacia adelante y mucho más lejos, porque su responsabilidad no es ese 70 o 75% sino pensar en el 100%». El ministro también abogó por «una enorme batalla para lograr generar un puente entre la actividad académica y la cultura en el sentido más amplio y más vasto».

Fuente: Universidad de la República
Fotos: Nairí Aharonián Paraskevaídis

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