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Conchita Wurst desnuda la homofobia oficial en varios países de Europa Oriental

Conchita Wurst,alter ego deTom Neuwirth

Conchita Wurst escandalizó en fotos y vídeos a millones de exsoviéticos que vieron coronarse al cantante austríaco Thomas Neuwirth, trasvestido en piel y barba como Conchita Wurst, ganadora de Eurovisión 2014, el certámen de música popular y comercial más importante del «Viejo mundo»

La acérima oposición de los gobiernos de Rusia, Armenia, Azerbaiyán y Bielorrusia al estrellato de esa excéntrica artista y su conversión en paradigma mundial de la ambiguedad de género, como representación histriónica del «todo vale y nada es lo que parece», fue apenas el último de los obstáculos que este joven austríaco debió sortear para escalar a la cima del mundo, en términos de fama e incidencia globales.

Un antes y un después

Si hay algo innegable es que el festival Eurovisión ya nunca será el mismo tras el paso por su set de conchita Wurst, cuyo apellido, para colmo de escándalo, significa «salchicha» en su idioma natal. Lo de «Conchita», apelativo castizo si los hay, no ha sido aclarado. Apenas una revista alemana conjetura con la eventual inspiración de una compañera colombiana de primaria en su Austria natal.

Conchita Wurst llegó hasta Copenhage, la capital danesa, con las cartas del triunfo en la manga. Una voz excepcional, una voluntad de hierro y la creación de un personaje ante el que nadie podría permanecer indiferente.

Los expaíses soviéticos, en particular, habrán de registrar en la historia de la inevitable decadencia de su conservadora política de género, una mención especial para esta mujer barbuda que contribuyó a desnudar uno de los mayores anacronismos contemporáneos.

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