BIOGRAFÍA

Carlos Páez Vilaró: de las manos que resurgió el sentimiento artístico por lo africano en nuestro país

De todo lo que diga para los 90 años de este hombre, tal vez lo que jamás alcance a ser suficiente, será el afecto que por la cultura afro-uruguaya le inculcó al Uruguay todo.

Carlos Paez Vilaró dedicó su vida al arte, y lo hizo de la forma más concienzuda, tenaz y empeñosa, nunca se detuvo.

Su vida fue dedicada pura y exclusivamente al arte, y como lo hizo de la forma más concienzuda, tenaz y empeñosa, avanzó siempre, a veces más a veces menos, pero jamás se detuvo.

“Estuvo laburando hasta ahora, trabajó hasta sus últimos días. Llegó nlúcido e impecable, fue un referente para todos”, dijo en la mañana del lunes Carlitos Páez, que protagonizó lejos, pero junto a su padre, una de las historias que más conmovió al mundo: la tragedia de los Andes, que Planeta hizo libro en “Entre mi hijo y yo la luna” del propio Carlos.

Había nacido el 1º de noviembre de 1923, según él mismo cuenta en su autobiografía se vinculó a las artes gráficas “como aprendiz de cajista de imprenta en Barracas y Avellaneda”.

Cuando volvió a Uruguay –a mediados de los 40´- creía saber que aquél conocimiento de artes gráficas y el mundo de lo afro en Uruguay, debían tener un relacionamiento contemporáneo. Para Carlos Páez, Figari había pintado a los negros en su memoria: él lo quería en su realidad actual.

Así el contacto con el “Mediomundo”, con las comparsas y las fiestas de las Llamadas, con el mundo afro en Montevideo principalmente lo llevaron por el camino del aprendizaje: pintó tambores, y dirigió coros, compuso candombes y reprodujo lo visto en centenares de cartones. Aunque la incomprensión lo golpeó, no cejaría.

Miles de dibujos después comprendió que el fenómeno de la afroherencia, era de mucho mayor extensión y validez. Viajó a Brasil primero y después a todos los países –de este lado y del otro del océano- donde la vigencia del mensaje lo ameritara: Cngo, Liberia, Senegal, Nigeria, Camerún, Haití, República Dominicana, lo vieron pasar. Recogió en cada lugar y dejó atrás arte: cerámicas, cine, literatura, pintura, todas las formas posibles.

Con la expedición cinematográfica francesa “Dahlia”, realizaron “Batouk”, que clausuró el Festival de Cannes.

En Uruguay su legado supera toda obra sobre el tema

El compositor de más de 300 candombes, el tamborilero de “Morenada”, dejó de contar su producción artística mucho tiempo atrás. Sus pinturas están en cientos de galerías en los cinco continentes y sus murales en centros que van de la sed de la OEA en Washington, a centros de distinto tipo en Argentina, Brasil y Chile.

Su legado arquitectónico mayor es sin dudas Casapueblo, que en Punta Ballena es el museo-taller de mayor renombre internacional del país y con más de 60.000 visitantes cada año, se constituye en fenómeno aparte de las artes nacionales.

Páez Vilaró estuvo casado con Madelón Rodríguez Gómez, y con Annette Deussen, con las que tuvo seis hijos.

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