En 1926, el pintor Rafael Barradas y su hermana Carmen, compositora y pianista, abrieron su casa en la calle Porvenir, hoy Josep Maria de Sagarra, a un grupo de literatos, músicos y artistas plásticos para celebrar una tertulia dominical bautizada con el diminutivo Ateneíllo, un pequeño espacio al margen de la cultura oficial, del «establishment».
Entre los contertulios más relevantes que asistían todos los domingos por la tarde, encontramos escritores, críticos de arte y pintores adscritos a la vanguardia artística catalana y española del momento: Joan Alsamora, Luis Capdevila, Àngel Ferrant, Sebastià Gasch, Luis Góngora, Joan Gutiérrez Gili, Luis G. Manegat, Lluís Montanyà, Sebastià Sánchez Juan, Josep Maria de Sucre i Marius Verdaguer, entre otros muchos. De los visitantes ilustres –que dejaron testimonio en el libro de firmas del Ateneíllo – destacan Regino Sainz de la Maza, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna o Tommaso Marinetti, el padre del futurismo.
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