Alemania

Iraní Jafar Panahi muestra en Berlinale cómo pasa los días preso en su casa

El gobierno alemán pidió oficialmente a Irán que dejara salir al realizador Jafar Panahi, condenado a seis años de arresto domiciliario en su país, para que pudiese asistir este martes al estreno en la Berlinale de "Cortinas cerradas", un filme que muestra de qué manera pasa los días tratando de evitar la depresión.

Póster de Jafar Panahi en la Berlinale / AFP

Panahi, ganador del Oso de Plata en Berlín en 2006 con «Offside», logró realizar de manera ilegal «Cortinas cerradas», con la ayuda de su amigo Kamboziya Partovi, también un conocido cineasta iraní, ya que el gobierno de Irán, que le acusó en 2010 de hacer propaganda en su contra, lo condenó a 6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas.

En 2011 Panahi ya había logrado burlar la prohibición de trabajar al filmar su vida cotidiana en «Esto no es una película», que llegó de forma muy discreta al Festival de Cannes.

Kamboziya Partovi y la actriz Maryam Moghadam, que actúa en «Cortinas cerradas», llegaron a Berlín para presentar el filme.

La trama de este segundo filme «ilegal» de Panahi es minimalista, dadas las circunstancias. Partovi juega el papel de Panahi, escribiendo encerrado en su casa, afortunadamente frente al mar. A veces filma con su teléfono celular o juega con su perro.

En un momento dado un hombre y una mujer (Maryam Moghadam) que parecen huir de algo o venir a vigilarlo penetran en la casa. Se comprende que son dos personajes surgidos de la imaginación del escritor.

«Jafar Panahi y yo somos amigos desde 1979, él era estudiante y fue mi asistente en mis primeras películas. Yo escribí el guión de ‘El círculo'», recordó Partovi.

«Cada película tiene circunstancias diferentes. Esta trata sobre el encierro. Sobre algo que te cae encima. ¿Quién penetra en mi casa si estoy solo, si cerré todo para tener una vida creativa? Hay gente que penetra aunque todo esté herméticamente cerrado, hay elementos exteriores que penetran en vuestro pensamiento», declaró Partovi.

«Son las reflexiones que le pasan por la cabeza en la situación en la que él vive, es un filme que habla de él porque él no tiene derecho a hablarle a otros. Las condiciones que te limitan pueden servirte de inspiración, pueden influir en el contenido. De eso se trata», añadió.

«Es más difícil no trabajar que trabajar, es algo duro, sobre todo cuando se está en el cenit, como lo estaba Jafar Panahi. Se puede caer en la depresión, quedarse encerrado en casa. El debía aprovechar para tomar notas, para escribir. No teníamos ideas precisas, queríamos sobre todo ocuparnos, trabajar», explicó.

«Debíamos tratar de buscar la manera de saltarnos por encima la prohibición, para que él pudiese sobrevivir sin filmar. Cuando terminó el guión estaba feliz. Rodamos luego la película. No sabemos cuáles serán las consecuencias, no podemos prever, no sabemos lo que nos reserva el porvenir», añadió.

«Queríamos conservar una gran discreción sobre este filme. Trabajamos con un equipo reducido: el camarógrafo, Panahi y su esposa y yo. Y luego Maryam Moghadam. De ahí lo de las cortinas que se mantienen cerradas. Era difícil conseguir un actor y por eso yo mismo decidí actuar», recalcó.

El personaje encarnado por la bella Maryam se mete al mar hasta desaparecer.

«¿El suicidio? Él no piensa en eso. Si yo estuviera en una situación así quizás inconscientemente me vendrían esas ideas negras», reconoció.

Maryam Moghadam dijo que su personaje representaba «el lado sombrío de su espíritu, la desesperación inherente a toda persona, el lado que no tiene esperanzas, a punto de abandonarse».

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