Gloria y ocaso

Estrellas del cine soviético se suicidan

Alexander Beliávski / Seance.ru

La popularidad de que gozaron en la URSS, si bien les abrió el corazón de millones de rusos, no logró llenarles las cajas de ahorro, ni las pensiones o jubilaciones mínimas, como para enfrentar un mundo que nunca imaginaron. Mientras sus colegas del otro lado de la “Cortina de Hierro”, ahorraron cuando menos lo suficiente para una ancianidad decente, el sistema soviético no les permitió hacer lo mismo.

“Los más distinguidos artistas de la URSS –los premiados con el título de Artista del Pueblo- son los que han logrado una pensión que no les alcanza ni para pagar la comida todo el mes, así muchos prefieren el suicidio”, explica Valeria Gúsheva, directora del Gremio de Actores de Cine de Rusia.

Amado y olvidado por millones

El caso de Beliávski, es particularmente paradigmático para los rusos: era considerado la memoria viva de generaciones que lo vieron en películas queridas por el público soviético y después también por el ruso. “Millones de mujeres lo amaban, millones de hombres lo admiraban, pero los mismos millones lo olvidaron a la hora de pagar las cuentas de la luz, de la calefacción” relata Gúsheva.

Beliavski, con ochenta años, subió por las escaleras hasta el quinto piso del edificio en que vivía y se arrojó al vacío.

Los viejos actores no deben morir en la indigencia. Sus películas han dado millones al Estado, siguen dando porque son emitidas un sinfín de veces por la televisión, que cobra la publicidad, pero no les da nada”, denuncia en su blog otra estrella soviética, Stanislav Sadasky.

 

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