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Kim Ki-duk triunfa en el festival de Venecia

Kim Ki-duk / AFP

El codiciado premio del festival fue otorgado el sábado por la noche en una ceremonia oficial en el Palacio del Cine del Lido.

El cineasta, de 51 años, retiró el premio vestido con traje coreano color verde y café oscuro y tras agradecer a los jurados y llamar a los protagonistas del filme al palco, entonó un canto en su idioma como agradecimiento, en un gesto que fue saludado calurosamente por el público.

El talentoso director surcoreano regresó al cine tras cinco años de ausencia y depresión con una película que él mismo define como «una crítica al capitalismo salvaje».

El jurado, presidido por el estadounidense Michael Mann y del que también forma parte el cineasta argentino Pablo Trapero, escogió entre 18 filmes, todos estrenos mundiales.

«Piedad», que narra la crueldad de un hombre al servicio de usureros, convenció tanto al público como a buena parte de la crítica, por su asombrosa mezcla de venganza y compasión.

«Mi película es una metáfora del capitalismo extremo que hace del dinero el único valor importante que se impone sobre valores y sentimientos», explicó a la AFP el cineasta.

El drama religioso que muchos consideran una crítica a la poderosa cienciología, «The Master» (El Maestro), del estadounidense Paul Thomas Anderson, fue galardonado con el León de Plata al mejor director.

Anderson, autor del premiado «Magnolia», no desmintió su fama de cineasta difícil y prodigio, y naturalmente se rehusó a asistir a la ceremonia, pese a haber recibido dos premios.

Además del premio a la mejor dirección, los dos protagonistas, Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman, recibieron la Copa Volpi a la mejor actuación masculina.

Con la vida de El Maestro, «escritor, doctor, físico nuclear, filósofo y teorético», como se presenta a sus adeptos, Anderson logra sumergir al espectador en el lado oscuro de la psicología humana, en la necesidad de contar con una guía, una familia o una religión como tabla de salvación.

«Pido excusas por mi cara, acabo de bajar del avión. Me puse el traje en el baño. Trabajar con Joaquín ha sido una experiencia increíble, porque es una fuerza indómita y yo solo he cabalgado esa fuerza. Estoy seguro de que él estará también muy agradecido», afirmó Hoffman al retirar los dos premios.

Por su parte la Copa Volpi a la mejor actuación femenina fue para la joven actriz Hadas Yaron por su encantador papel en el filme de la directora israelí Rama Burshtein, «Lemale et Ha’Chalal» (Llenar el vacío).

Otro filme de autor, «Paradies: Glaube» (Paraíso: Fe), que suscitó escándalo en Venecia por escenas irreverentes, entre ellas una de sexo con un crucifijo, fue galardonado con el Premio Especial del Jurado.

«Mi película no es blasfema», tranzó desde el palco el director austríaco Ulrich Seidl.

El cine italiano, que desde hace unos veinte años no obtiene el mayor galardón, se consoló con el premio a la Mejor Contribución Técnica para el cineasta Daniele Cipri por la fotografía de «Ha sido el hijo», protagonizada por el chileno Alfredo Castro.

El premio al Mejor Guión lo recibió el director francés Olivier Assayas por «Après Mai», que rememora los años del mayo 68 en Francia, entre militancia política, droga, revolución y fuga a India.

El nuevo director del certamen, Alberto Barbera, programó un festival equilibrado, que se alimentó del cine de autor y que contó con películas muy esperadas en los círculos especializados, como «The master», una de las grandes apuestas de la Mostra, que le costó conseguir y que llegó de Estados Unidos envuelta en críticas y misterio.

En el legendario Lido se mostraron también Robert Redford, Winona Ryder, Spike Lee y Brian de Palma.

Decepcionaron los últimos trabajos de dos maestros consagrados, Takeshi Kitano y Terrence Malick.

La religión, en particular todas las formas de fundamentalismo y sectarismo, inspiraron muchas de las obras presentadas y premiadas, como si el mundo estuviera agobiado por las convicciones.

Entre los documentales se destacaron uno sobre Michael Jackson (Bad 25) firmado por Spike Lee y la copia restaurada de «La puerta del cielo», la obra maestra de Michael Cimino, presente en Venecia.

La lucha del certamen italiano con el festival de Toronto, en Canadá, obligó a muchas producciones a dividirse entre los dos lados del océano y hasta el legendario Robert Redford sólo permaneció una noche en Venecia, ciudad que no conocía a pesar de haber estudiado en Florencia. AFP

 

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