Derechos compartidos

LibreBus trajo a Uruguay su campaña por software y cultura libres en América Latina

Foto: Lupa

En conversación con LARED21, los representantes de LibreBus en Uruguay, Mariana Fossatti, socióloga, co-directora y docente de Ártica y Centro Cultural 2.0, y Luis Alonzo Fulchi (Lupa), sociólogo e informático responsable de los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) de la UdelaR, explicaron que entienden por Cultura Libre, cuáles son los objetivos específicos del proyecto y por qué los consideran tan importantes.

¿Cuáles son los objetivos del proyecto LibreBus?

Los objetivos del proyecto son básicamente, brindar información y tejer redes con las distintas comunidades de software de los diferentes países. Cada visita a cada país permite interrelacionar el tema de la cultura libre y de la libertad de conocimiento con por ejemplo, escuelas, intendencias, centros culturales y universidades de forma que  estas ideas no queden solo en los ámbitos de las organizaciones que están haciendo activismo y militando sino lograr articularlo con la sociedad.

En nuestro país estaría bueno instalar una discusión real para lograr una legislación sobre licencias libres, por ejemplo lograr una Creative Commons Uruguay. No está planteado como un objetivo específico pero sería muy interesante.

El proyecto LibreBus se presenta bajo cuatro ejes temáticos fundamentales: conocimiento libre y biodiversidad, software libre, libertad de expresión y libertad para compartir, ¿cómo se relacionan estos conceptos?

El tema central es el de la propiedad sobre el conocimiento. Un ejemplo que tomamos como paradigmático es el de las semillas modificadas genéticamente, donde la propiedad sobre la vida se relaciona con la propiedad sobre el conocimiento de cómo se generó esa semilla. Podemos tomar el caso de la empresa Monsanto, una de las principales en el rubro a nivel mundial.

Monsanto se dedica a crear semillas modificadas genéticamente para resistir a determinado herbicida. Pero también a crear los herbicidas, por ejemplo el llamado RoundUp, (basado en el agente naranja que se utilizó en las guerras químicas, como la de Vietnam y Corea) que, al rociar la plantación con él, muere todo menos la soja. Lo que sucede es que al patentarlas, estas empresas se hacen dueñas de las semillas y si, por ejemplo, esa semilla se reproduce y termina en una plantación diferente, Monsanto puede incluso demandar a su dueño porque tiene en su campo semillas que no pagó. Este tipo de patentes han traído problemas en muchos sectores. Es muy conocido el caso de Brasil con las drogas para el tratamiento del SIDA. Comprar estos fármacos sale carísimo por un tema de patentes. Brasil tiene la capacidad para realizar copias genéricas de los mismos, pero no lo puede hacer porque estaría violando las patentes.

La ciencia es en sí misma un modelo de libertad sobre el conocimiento. A lo largo de su historia, la idea siempre fue compartir el conocimiento para que a partir de él, otros generen nuevos conocimientos. Así se construye la ciencia. Lo que ha pasado es que se ha ido cercando el conocimiento para que no sea accesible para todos. El software libre es el primer caso de la era post internet por decirlo de alguna manera, que permitió compartir conocimiento y construir comunitariamente cosas seriales y socialmente útiles y beneficiosas.

¿Cuál es la esencia del software libre?

La esencia es justamente la libertad y no la gratuidad como se piensa muchas veces. Puede no ser gratis pero lo principal es que se genera con una licencia que impide que alguien lo cierre, y donde el código que se genera tiene que ser público. Creemos que esta es una muy buena forma de proteger el conocimiento.

Foto: Lupa

El derecho de autor es del que crea el programa y de alguna manera se van encadenando los derechos a través de la licencia GPL. Los que vayan contribuyendo se van agregando como autores y es propiedad de todos. Y todos ellos al usar esa licencia, ceden el uso, la modificación, la copia y la redistribución. Entonces el derecho de autor está garantizado pero es abierto, es muy permisivo. Está el reconocimiento a los autores pero todo lo demás que el derecho de autor tradicional impide hacer, está permitido.

¿Qué tipo de legislación les parece que sería necesaria en nuestro país respecto al software libre?

En Uruguay la legislación que existe sobre software está pensada para software empresarial. Y el resto se encuentra bajo la ley de derechos de autor como cualquier obra. Nosotros estamos intentando imponer una discusión para generar una política de software y de software libre en particular en la Universidad para empezar. Pero pensando más allá del software, por ejemplo un poema, una canción, la idea es que se pueda etiquetarlo de tal forma de flexibilizar todos los derechos reservados, permitir que la obra se produzca legalmente y sea más accesible.

¿Cuál es la diferencia entre en el copyright tradicional y las licencias libres?

El copyright tradicional, el enfoque de propiedad intelectual que prima hasta ahora no permite que una persona o una organización decida en forma autónoma sobre la obra. Ese modelo centralizado es un modelo que caduca. Hay que pensar en un modelo descentralizado, de servicios.

Creemos que el software libre, por sus características es el futuro del software. Por ejemplo Drupal que es un software para crear páginas web, tiene miles de programadores y centenas de miles de personas encontrando errores. ¿Qué empresa va a poder poner esa cantidad de programadores o de gente buscando errores en un software de creación de páginas web? Y son programas que hoy día tienen que ser muy auditados, muy seguros porque te atacan por internet. Está también el tema de los idiomas por ejemplo, ¿qué empresa va a querer desarrollar algo en aimara o quechua? El software libre permite que las propias comunidades interesadas lo traduzcan a las lenguas que prefieran.

¿Cómo funcionan las licencias Creative Commons?

Las licencias Creative Commons están inspiradas en la licencia GPL (General Public License) de la Free Software Foundation, compartiendo buena parte de su filosofía. Los términos de cada licencia dependen de cuatro condiciones. La primera se llama Reconocimiento (BY), que tiene que estar siempre y significa que un tercero puede hacer lo que quiera con tu obra pero siempre tiene que citarte como autor. Después está Compartir Igual (SA), que quiere decir que la persona que comparte la obra o hace una obra derivada tiene que poner la misma licencia, no puede cambiarla. Luego, No Derivadas (ND), que significa que no se puede fraccionar la obra, hay que trabajar sobre ella como una totalidad. Y por último, No Comercial (NC). Combinando estas condiciones se construye la licencia.

Por ejemplo, la combinación BY, SA y ND, es equivalente a la GPL del software libre. Con esas tres garantizás que nadie se va a apoderar de esa obra que creaste, la van a tener que compartir de la misma manera y pueden hacer cualquier cosa con ella, incluso venderla.

El autor está predefiniendo lo que se puede o no hacer con su obra. Con el copyright, para hacerlo totalmente legal, hay que pedir autorización y depende del caso, si es al autor, al editor o a la discográfica. Con las licencias Creative Commons, los autores mantienen solo los derechos que necesitan y los otros los ceden sin necesidad de un mediador.

¿Creen que este tipo de licencias son más beneficiosas para los autores?

Con este tipo de licencias se le da libertad al autor de que elija como será distribuida y disfrutada su obra, siempre que la haya hecho para conocimiento público. Cuánto beneficia al autor el copyright está en discusión también.

Foto: Lupa

Desde nuestra perspectiva el modelo está cayendo. En el mundo que vivimos, desde el momento que alguien hace algo público, trasmitirlo por internet es casi instantáneo y muy difícil de impedir.

El modelo actual es nefasto. Escritores y músicos generan un libro o disco, viene una editorial o discográfica y les hace un contrato. En el contrato dice por ejemplo, ellos les hacen la publicidad, los pasan en radio, a cambio de que la venta del disco la haga la empresa y les da un 10% o menos. Ahora no se da tanto, pero recuerdo hace algunos años el caso de la Abuela Coca, donde la discográfica también se apropió del máster de ese disco, entonces la banda estaba impedida de realizar la difusión o reproducción por otros medios. Hoy en día por suerte los músicos se avivaron de eso y las discográficas pararon un poco.

¿Cómo se van adaptando los autores a este cambio de modelo?

Podría parecer que a los autores les sirve más este sistema. Pero estamos en medio de un pasaje de un modelo a otro. Hoy en día el autor tiene la posibilidad de ir a AGADU y recibir un dinero por su obra que de otra manera no lo recibiría. Hasta que se monte un nuevo modelo que permita tener rédito, es entendible también el conservadurismo por parte de los autores.

Hay artistas exitosos de los dos lados. Muchos artistas están apostando por los toques en vivo por ejemplo, debido a la gran caída en las ventas de discos. Para controlar las descargar en internet hay que hacer tal batería de medidas restrictivas que no queda otra que pasar por arriba de derechos ciudadanos, y ahí es donde se genera la contradicción. La única forma que no se compartan links de música sería que no se compartiera ningún link. Y si no se comparte ningún link, internet deja de existir. Lo que buscamos los activistas no es que se pueda piratear todo, que podamos bajarnos toda la música, que también sería una discusión, sino que no se restringa de manera absurda el uso de internet, o se lo penalice.

El caso paradigmático de restricción es el de MegaUpload. Se cerró entero y se fue todo. Había cursos, un montón de cosas que no eran copia ilegal y se perdió todo.

¿Cómo es que las restricciones adoptadas en un país terminan perjudicando a usuarios de otros países?

Depende  de los acuerdos que hagan los países con determinadas agencias y depende de donde esté tu servidor por ejemplo, hay lugares más seguros que otros. En España y Estados Unidos por ejemplo, existe lo que se conoce como uso justo. Es decir, si una persona se descarga un video de internet para uso personal y no lucra con él, no podrían juzgarla por ello. Pero sin embargo, en Estados Unidos se han dado casos que podrían considerarse “aleccionantes”, se han procesado o multado a personas por descargarse discos u otras obras.

Lupa: En 2004 yo trabajaba en “Indymedia Uruguay”, una web que formaba parte de una red mundial de centros de medios de comunicación independientes. El servidor se encontraba en Reino Unido y lo compartíamos con otros países. Hubo un problema en Rusia creo y entonces el FBI le pide a Inglaterra los servidores y de un día para otro nuestro sitio desapareció. Una semana después la devolvieron. Lo que pasó en esa semana nunca lo vamos a saber.

Nosotros podemos tratar de generar un marco de garantías pero al final es la justicia quien determina tu grado de responsabilidad.

¿Quién se beneficia con este tipo de restricciones?

Hay muchos intereses en juego. En todos los países existen sociedades de gestión de derechos de autor que, en su momento, se crearon con una razón muy lógica, y es que los autores no pueden estar presentes para cobrar sus derechos en todos los lugares donde su obra se reproduce. Pero ese sistema con la digitalización empezó a hacer agua por todas partes. Los autores y consumidores de cultura empezaron a  no necesitar intermediarios. Entonces, en muchos países estas sociedades se transformaron en un lobby más. Su fin no es ya brindar un servicio para los autores y la defensa de sus intereses sino que tienen intereses propios. Algunos autores están alineados con ellos y otros están totalmente por fuera.

Otro tipo de intereses provienen de las grandes distribuidores de cultura, editoriales y discográficas que, aunque intenten aggiornarse, su negocio pasa por vender copias y con la existencia de internet, la gran copiadora deja de tener sentido. Esto con lo que tiene que ver con copyright pero también está el tema de patentes. Hay grandes monopolios nacionales tienen a veces un poder por encima de los mismos estados. Es un lobby complejo y poderoso.

Muchas veces todos estos intereses comienzan a vincularse con los mismos gobiernos de los países. Su interés proviene de que el control sobre internet puede implicar un control sobre la ciudadanía, y genera la contradicción de cuánto puede involucrarse el Estado en la vida privada de las personas. Y como ciudadanos deberíamos poder defendernos de este tipo de intrusión. ¿Hasta qué punto puede un estado o una corporación saber que estoy haciendo, escuchando, bajando o mirando en internet?. Es muy discutible porque en definitiva el derecho a la privacidad y la libertad de expresión son derechos humanos fundamentales. Por eso es que es un tema bastante complejo, justamente por todos los intereses que hay en juego.

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