Riesgo de desaparecer

Preocupa el futuro de los estudios Cinecittà

Estudios de Cinecittà / AFP

Una pancarta gigante donde puede leerse «Cinecittà ocupado» cubre la legendaria fachada de estos célebres estudios construidos en los años 1930, a favor de los cuales hacen campaña realizadores internacionales, desde el británico Ken Loach hasta el francés Claude Lelouch.

El motivo de la disputa es un proyecto de modernización que prevé la división y traslado de los estudios a varios puntos, no lejos de la capital, con un número creciente de trabajadores subcontratados y la construcción de un hotel destinado a los equipos de rodaje. Una manera, según los promotores del proyecto, de devolver a Cinecittà su vocación internacional.

Pero, según los representantes de los aproximadamente 220 trabajadores de los estudios, el proyecto podría conllevar la supresión de los puestos de ingenieros de sonido, diseñadores de decorado y sastres que cuentan con décadas de experiencia.

«Es un pedazo de Italia lo que se desmorona. Utilizan la crisis económica para sus propios intereses», afirmó Roberto Casula, de 53 años, ingeniero de sonido que, desde hace 28, trabaja en Cinecittà.

Los manifestantes, que viven en tiendas de campaña delante del edificio, amenazan con permanecer en el lugar hasta que la dirección abandone su plan.

Sin embargo, la actividad (visita turística, rodaje…) continúa en estos estudios de 40 hectáreas con trabajadores subcontratados.

«Como una familia»

Los estudios de Cinecittà fueron construidos en 1937 por orden del dictador fascista Benito Mussolini para competir con los grandes estudios de Hollywood del momento. Alcanzaron su máxima gloria con el rodaje de grandes producciones como «Ben Hur» o «Cleopatra».

Desde entonces el lugar ha permanecido casi igual. Los métodos de trabajo artesanales de sus trabajadores son considerados obsoletos por la dirección y cada vez se ruedan menos películas.

El diseñador de decorado Francesco Mancini, de 49 años, comenzó a trabajar en los estudios en 1984, con Federico Fellini. Formaba parte de un equipo de 45 personas. Ahora solo son seis.

Según Mancini, la dirección quiere centrarse en una actividad ajena a la cinematográfica y desplazar su actividad fuera de Roma con empleados en situación precaria.

«Quieren echarnos», prosigue Mancini que gana unos 1.100 euros al mes.

Estas afirmaciones han sido consideradas como «absolutamente falsas» por el dueño de los estudios Cinecittà, Luigi Abete, que también es el presidente de BNL, uno de los bancos italianos más importantes.

«Si queremos continuar en el mercado y atraer producciones internacionales debemos diversificar nuestros servicios, como los otros estudios», declaraba en una entrevista reciente Abete, que compró Cinecittà cuando los estudios fueron privatizados en los años 90.

Defiende su decisión de construir en el lugar de los estudios un hotel y un centro de fitness.

«O permanecemos en sintonía con el mundo exterior o permanecemos inmóviles mientras que todo cambia y nos arriesgamos a cerrar», argumenta.

Para Roberto Cappannelli, ingeniero de sonido de 47 años, que comenzó a trabajar en Cinecittà tras obtener su título en el Instituto Rossellini de Roma «somos como una familia. He crecido en estos estudios». AFP

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