EL IMPERIO ECONOMICO DE LA IGLESIA UNIVERSAL. A SU PRINCIPAL TEMPLO EN URUGUAY CONCURREN UNOS 12 MIL FIELES AL MES

"¡Saca el diablo de mi cuerpo!"

¡Quema, quema!, grita el joven pastor con acento portuñol. Unas 80 personas están de pie, con los brazos abiertos y las palmas abiertas hacia el altar, donde apenas hay una cruz recostada a un vitró. En la platea todos cierran los ojos y fruncen el ceño del esfuerzo. «¡Saca el diablo de mi cuerpo! ¡Sácalo!, guía el pastor a gritos y la catarsis alcanza su clímax. Luego de unos minutos, el pastor tranquiliza al rebaño y pregunta como a un grupo de niños. ¿Ahora quién puede hacer algo para que cambie la situación de cada uno de ustedes? ¿Soy yo o son cada uno de ustedes?». «Nosotros», responden algunos. «¿Quién, yo o su propia fe?». «La fe de cada uno». «¡No escucho!», dice el pastor subiendo la voz. «La fe de cada uno», gritan los fieles a coro. Ahora el guía conjuga maravillosamente espiritualidad y economía: «Tomen su ofrenda en las manos», dice mientras sube al escenario que durante 60 años sostuvo la pantalla del mítico cine Trocadero.

«Tomen en sus manos lo que van a entregar a Dios». Los fieles sacan desde monedas a billetes de 100, 200 y 500, pero también celulares entre otros valores.

«Ahora dedícale la ofrenda al señor. Nombra a cada una de las personas que quieres que Dios ayude». Después, cada uno pasa, deja la ofrenda al borde del escenario y el pastor los despide con su bendición. La sesión termina con una invitación a «La Cadena de las 2.000 Almas».

«A la fe se entra solo», decía Jorge Luis Borges, sin embargo es innegable el poder arrastrador que logra en sus momentos «pico» esta catarsis colectiva. El estilo es el mismo en los 170 países donde este «imperio espiritual» tiene sus sedes. Unos 4.700 templos guiados por 9.600 pastores. Es difícil estimar la cantidad de fieles que acoge, pero solo en Brasil se habla de 8 millones. Aquí en Uruguay la sede de 18 de Julio y Yaguarón suele llenarse, incluso en sus sesiones semanales, por lo que se puede estimar entre 12.000 y 15.000 las personas que llegan por mes a ese templo. Según la prensa brasilera, donde este grupo nació a expensas del obispo Edir Macedo, investigado varias veces por fraude y lavado de dinero. La Iglesia Universal recaudó 2.300 millones de dólares en tres años. Uno de los secretos para esta prosperidad es el diezmo, sustentado filosóficamente: «El diezmo es a la iglesia lo que la sangre para el cuerpo».

Aunque no hay que confundir ofrenda con diezmo. «Es un 10% de lo que vos veas. Por ejemplo, si pedís un auto que sale 30 mil dólares, tenés que dar el 10%. O el 10% de tu sueldo», explicó Carlos a LA REPÚBLICA, un seguidor que viene hace un año a la Iglesia Universal del Reino de Dios, más conocida como «Pare de Sufrir».

Carlos explica que «si no tenés trabajo no hay problema y cuando lo consigas podés empezar a pagar el diezmo. «Hoy di monedas porque no cobré. Cuando no tenía trabajo no daba nada», dice, con aspecto de trabajar en la construcción.

Aquí en Uruguay el grupo se expande significativamente. Como en decenas de países tiene extensos espacios de televisión y radio, ha comprado costosos inmuebles y ahora construye la «Catedral de la Iglesia Universal», sobre 18 de Julio y Martín C. Martínez.

 

Sin impuestos

«Esta iglesia en Uruguay, como otras, está exonerada de impuestos. Lo que reciben por los diezmos no tributa. El único registro en ese sentido es el IRPF que tributan por sueldos de sus empleados», indicó una fuente de la DGI, consultada por LA REPÚBLICA. «Es a veces un tema complejo. Recuerdo algún problema que tuvimos con venta de llaveros y venta de biblias.

En el caso de las biblias se adujo que era para difundir la palabra de Dios, una de las actividades exonerada de tributos», apuntó la fuente consultada. Conocido es su marketing de objetos espirituales como «el jabón de la descarga», «el aceite de olivo bendito», «el agua bendita del río Jordán», «los pañuelos benditos», y un largo etcétera. Pero todos estos productos son otorgados a voluntad. Según la normativa uruguaya todas estas iglesias cuyos fondos y recaudaciones estén destinados a promover la religión, la cultura y actividades deportivas, no pagan impuestos.

En Uruguay «Pare de sufrir» tributa solo el IRPF del sueldo de sus empleados. Entre ellos están los porteros, casi todos brasileros, que abren las puertas de vidrio que dan a 18 de Julio cuando termina la sesión. Lentamente se van retirando mujeres con pesados bolsos, parejas de ancianos, trabajadores, jóvenes agarrados de la mano, ciegos. Todos han llegado con su angustia, buscando un alivio, una fe, una verdad. Dios los atendió detrás del mostrador.

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