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Gustavo Leal y sus conversaciones cara a cara con sicarios plasmadas en su nuevo libro

El sociólogo Gustavo Leal conversó con asesinos a sueldo y lo que hablaron quedó plasmado en su nuevo libro “Historias de sicarios”. La periodista Ana María Mizrahi lo entrevistó para LARED21.

 

El libro “Historia de Sicarios” es una colección de historias sobre sicarios y sus peripecias, que sumergen al lector en una trama que bien podría ser la de cualquier novela policial, pero que en verdad está lejos de ser ficción. Se trata de episodios de sangre y confesiones increíbles que sucedieron en el Uruguay del siglo XXI

En tu libro, “Historia de Sicarios”, relatás 6 historias y hacés un análisis del fenómeno del sicariato en nuestro continente y en Uruguay ¿Una primera reflexión?

Este libro resume una investigación de dos años, de 45 horas de grabación con entrevistas mano a mano, con sicarios hombres y mujeres, que han sido autores materiales e intelectuales de algunos homicidios “horribles” que ocurrieron en Uruguay. Homicidios que fueron por encargo, todos los casos han tenido relevancia pública. El libro está estructurado en 7 capítulos, tiene una introducción donde hablamos de las características del mundo sicario, el origen de la palabra, la estructura de ese mercado invisible, en la medida qué el sicario es definido como un asesino asalariado, o un asesino de alquiler, donde otro lo contrata para hacer un trabajo o servicio. Dicho trabajo o servicio, es el aniquilamiento de una o varias personas y por eso se transa un precio, y ese mercado de la muerte es el que define al mundo sicario. Son 6 capítulos, en cada uno hay una descripción detallada de cómo fue el hecho que se va a analizar más en profundidad, tratando de ubicar al lector en cómo fue la cronología de hechos muy complejos, porque tiene muchos vericuetos increíbles, que si los tuvieran que imaginar, es muy difícil hacerlo, la realidad es mucho más contundente. Además hay entrevistas a autores materiales e intelectuales. El objetivo es conocer la mentalidad criminal. No hay trabajos ni en Uruguay, ni en Latinoamérica, de sistematizar historias de vida y construcción del discurso de personas que tomaron la decisión de ser asesinos por encargo y por precio, y en este caso hay historias donde el móvil del homicidio es una disputa matrimonial, una herencia y en otros casos, hay situaciones vinculadas a rivalidades deportivas o también casos vinculados al narcotráfico. El libro busca plantear la complejidad del fenómeno de la violencia y en particular de la violencia del mundo sicario. Hay una idea de que el sicariato está ligado al micro tráfico o al narcotráfico y cuyos protagonistas son hombres jóvenes pobres. Esta investigación y esta puesta en escena, muestra la variedad de situaciones donde hay sicariato, revela que el fenómeno de dirimir conflictos, con ese extremo grado de violencia, ha permeado a sectores sociales que no tenían un contacto anterior con el mundo del delito. En Pocitos, una familia constituida por un arquitecto y una contadora, el arquitecto tiene una amante y en vez de tramitar un divorcio relativamente civilizado, resuelven ellos, el esposo y la amante, contratar un sicario para matar a la esposa. Lo intentan tres veces en tres ocasiones distintas, la primera vez en el apartamento que tenían en Rivera y Mac Eachen, después en el Hospital Británico cuando estaba en el CTI y luego en el Parque Batlle. Esa dualidad de situaciones convive por ejemplo, con el sicario encargado de matar a hinchas de Nacional el día que se jugó el clásico, en diciembre 2019, cuando Nacional salió campeón, el jefe de la barra brava de Peñarol, contrató a un sicario para que matara a la mayor cantidad de hinchas posibles y le pagó con droga y dinero, a él y a una mujer que lo acompañaba, ambos quedaron registrados en las cámaras de videovigilancia, la gente seguramente lo recuerde, fue impactante y tuvo mucha repercusión en los medios, también en la medida que hubo una filmación del hombre y la mujer en el momento preciso en que disparan. En el libro tratamos de plantear, como en Uruguay existe este fenómeno. El origen del fenómeno se remonta a  Roma, por eso se llama sicario, porque utilizaban una especie de cuchillo que se llamaba “sica” en latín, para asesinar a los enemigos políticos. En el Uruguay tampoco es un fenómeno nuevo. Para el asesinato del presidente Iriarte Borda, contrataron un pistolero para que lo matara. Eso es un sicariato. Lo que hoy existe, es que esa modalidad, que en algún momento tuvo un punto de enclave fuerte también en el fenómeno del narcotráfico, utilizar sicarios para tener una “especie” de ejército propio, este fenómeno ha permeado a otras esferas de la sociedad. Y empieza la conexión en esos mundos, que pueden parecer muy lejanos, pero no lo son.

Esto es como la violencia de género, se va normalizando la idea de que un diferendo de pareja puede llegar a terminar de forma muy asidua en el asesinato de una de las partes, que en general es la mujer.

¿Cuáles son las condiciones sociales y materiales de una sociedad para que se dé con tanta frecuencia este fenómeno del sicariato y este fenómeno del encuentro entre el autor intelectual y el autor material?

Hay una situación que es el respeto por la vida, el valor de la vida y la forma en como la sociedad se va acostumbrando a dirimir conflictos. El fenómeno del sicariato, que va permeando otras esferas de la sociedad, es porque comienza a ser plausible, verosímil, que comienza a estar a la mano de ciertos sectores sociales de como dirimir un conflicto. En vez de dirimirlo en base a mecanismos de resolución de conflictos más civilizados. Por ejemplo: el caso de esta familia, que el matrimonio no funcionaba bien, los dos profesionales universitarios, un barrio (Pocitos) muy integrado a la trama urbana de la ciudad, él hombre con una estructura de valoración de cómo dirimir conflictos muy violenta, lo lleva a cometer lo que hizo y de forma reiterada. Pensemos, contratan a un sicario que le dispara a la mujer dos veces, pensaron que estaba muerta, al final la mujer se logra salvar, después la quieren “rematar” dentro del CTI del Hospital Británico, hay una cantidad de fenómenos donde la constante es el desprecio por la vida, una forma de resolver conflictos basado en la no aceptación de determinado tipo de situaciones y un distanciamiento ético y moral, sobre determinado tipo de sentimiento como es la culpa. No hay culpa, no hay un arrepentimiento, sino una explicación sistemática de que la responsabilidad está ubicada en otro lado. Eso tiene que ver con una construcción social, de ciertos parámetros culturales, que van generando la idea de que hay ciertos conflictos que de forma verosímil se pueden dirimir de esa manera. Esto es como la violencia de género, se va normalizando la idea de que un diferendo de pareja puede llegar a terminar de forma muy asidua en el asesinato de una de las partes, que en general es la mujer. Hay casos de femicidios, pero en este caso el femicidio tiene un agravante o una diferencia con lo que es la resolución de la violencia de género. En general es el hombre el que violenta a la mujer siendo el ejecutor de la violencia física, incluso de la muerte, aquí hay un contrato de por medio, de alguien que se encarga.

En los ejecutores sí hay un perfil más acabado de individuos que no necesariamente habían tenido un vínculo con el crimen, pero sí comparten un perfil, de un trayecto muy violento en su infancia, de desapego de ciertos sentimientos y de una vinculación a una cantidad de elementos de socialización, que anclan en la personalidad de individuos que han sido muy frágiles.

¿Hay un perfil de autor material y de autor intelectual?

En el caso de los autores intelectuales, el perfil es muy variado porque depende mucho de la motivación, hay gente del mundo empresarial, que resuelve contratar a un “matón”, que es un sicario, para resolver un conflicto en la esfera económica, a veces puede ser un hincha de fútbol, un jefe de barra brava, que su motivación tiene que ver con algo que no es material sino simbólico, y es no aceptar que Nacional salió campeón y “la idea es aguarle la fiesta” haciendo una matanza, intentando  matar a la mayor cantidad de hinchas posibles. Detrás de esa motivación, no hay un móvil económico, lo que le pasaba (al jefe de la barra) es que no soportaba que los hinchas de Nacional estuvieran festejando. Esa frustración por no aceptar determinada realidad, lo llevo a contratar a un sicario, a pagar, darle las órdenes, a monitorearlo por el celular, mientras la víctima caminaba entre los hinchas, y acordar cual era el momento adecuado para que esta persona disparara. Hay otros autores intelectuales, por ejemplo, el que envía un sicario desde Brasil a dar un “escarmiento” muy simbólico, para quienes no habían pagado un cargamento de droga, ese es un perfil diferente, y una motivación distinta al de otra historia, donde un individuo manda a matar a su hermano para obtener una herencia. En los ejecutores sí hay un perfil más acabado de individuos que no necesariamente habían tenido un vínculo con el crimen, pero sí comparten un perfil, de un trayecto muy violento en su infancia, de desapego de ciertos sentimientos y de una vinculación a una cantidad de elementos de socialización, que anclan en la personalidad de individuos que han sido muy frágiles. El vínculo con la escuela, con el entorno familiar, con el mundo del trabajo. Y el vínculo que estructura buena parte de la vida de estos sicarios que es la droga, el consumo sistemático de pasta base, cocaína, lo cual genera una particularidad.

Para poder transformar hay que comprender y si uno no comprende, no se puede abordar. Queremos mejorar la situación de la seguridad en Uruguay, y mejorar la convivencia. Para eso hay que comprender en profundidad los códigos del mundo del delito. Ese ejercicio no es para eliminar la sanción moral hacia estas personas. Que te entrevistes cara a cara, que quieras conocer, de ningún modo significa justificar. No justifico lo que hicieron, lo condeno, pero para poder opinar hay que conocer.

¿Qué autores materiales e intelectuales te impactaron?

Hay algunas que me llamaron la atención, y los fundamentos de porqué hicieron ciertas cosas. Hay un caso que es la entrevista al sicario brasileño, integrante del Primer Comando de la Capital, es una entrevista fuerte y removedora, porque también habla de los uruguayos, y de cómo valora a los uruguayos en la cárcel, que visión tiene de los delincuentes y del mundo delictivo, y expresa un profundo desprecio por la lógica y la dinámica de como son los delincuentes en Uruguay, los acusa de no tener códigos, él que es un asesino profesional, que lo mandan a Uruguay a matar a tres personas, asegura que asesinó más personas en Brasil, había estado 11 años preso, y estaba fugado de la cárcel, ahí hay un relato muy claro de cómo él se incorpora a ese comando, de su vinculación y del prestigio que da ser parte de una organización criminal, entre la devoción y el agradecimiento hacia el grupo al que él pertenece. Él se siente parte de algo, que le da proyección como persona. Eso él lo valora mucho por lo tanto lo que ordene el Comando él lo va a hacer. A su vez, hace una interpretación de los códigos carcelarios, los códigos de la violencia aquí en Uruguay, y es muy interesante. Hay algunos otros sicarios, que también desarrollan una visión sobre lo que han hecho, sobre la situación de la delincuencia y sobre el fenómeno del sicariato que es muy fuerte e impactante. En  particular el sicario que tuvo la responsabilidad de matar a la contadora que vivía en Pocitos, que hubo tres intentos. Él está preso y narro el periplo de cómo hay generaciones que se han incorporado al mundo del sicariato de una manera distinta. Él se considera un sicario con códigos de barrio y entiende qué los nuevos sicarios que hay hoy disponibles, ese mercado invisible, no tienen esos códigos. Para poder transformar hay que comprender y si uno no comprende, no se puede abordar. Queremos mejorar la situación de la seguridad en Uruguay, y mejorar la convivencia. Para eso hay que comprender en profundidad los códigos del mundo del delito. Ese ejercicio no es para eliminar la sanción moral hacia estas personas. Que te entrevistes cara a cara, que quieras conocer, de ningún modo significa justificar. No justifico lo que hicieron, lo condeno, pero para poder opinar hay que conocer.

Comienzo el libro diciendo que es difícil de leer y le pido disculpas al lector. En realidad el libro no es una novela, ni un libro de crónica roja, sino de análisis de la cultura criminal.

¿Qué recomendar a aquel que quiera leer el libro? 

Comienzo el libro diciendo que es difícil de leer y le pido disculpas al lector. En realidad el libro no es una novela, ni un libro de crónica roja, sino de análisis de la cultura criminal. Está redactado de una manera que sea ameno para el lector, a través de 6 historias unitarias. Son 320 páginas y cada historia tiene un inicio, desarrollo y final, que son completos, y eso facilita la lectura, para una lectura compleja porque hay confesiones terribles. Mi consejo, hay que estar abiertos para poder querer comprender un fenómeno que para muchos está muy lejos de nuestro modo de vida y qué está asociada con aquellas personas que tienen prácticas sistemáticas delictivas. Lo que demuestran estas historias reales, es que la posibilidad de estar cerca del mundo sicario es más fácil de lo que uno cree. En el libro digo que entrevistar a sicarios, es una experiencia que te transforma, escuchar cara a cara a un enviado de la muerte, que habla sobre su acuerdo económico o simbólico para matar a otro y lo reconoce, es desestructurante. Es algo que existe, que aparece en la tele, y a veces hay situaciones de violencia que no tienen explicación, y este libro da pistas para entender.

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