MONSEÑOR BARBOZA DA SILVEIRA

"Admito la posibilidad de que un día la Iglesia pueda llegar a ordenar hombres casados"

El religioso manifestó a LA REPUBLICA: «La paz verdadera es la que se construye sobre la verdad y la justicia. Una paz construida sobre el silencio a la larga termina mostrando que es inconsistente…».

El flamante obispo de nuestra ciudad y zonas vecinas, Francisco Barboza Da Silveira, en un muy ameno y fraterno diálogo mantenido con LA REPUBLICA, puso en claro su punto de vista sobre algunos temas de actualidad.

 

La violencia social y doméstica

«El aumento de la violencia y la delincuencia está revelando una creciente pérdida de valores en la sociedad. Hay una preocupación muy grande por lo material y eso genera reacciones de agresividad dentro de los hogares y en su relación con los demás. No se trata de atacar los efectos sino las causas, con educación en valores, defendiendo el valor de la vida y la familia. Ahí es adónde estamos fallando».

 

Derechos humanos y Comisión para la Paz

«La paz auténtica, la paz verdadera, es la que se construye sobre la verdad y la justicia. Una paz construida sobre el silencio (en relación a determinados hechos) a la larga termina mostrando que es inconsistente. Todos tenemos que ser reconstructores de reconciliación y del diálogo, sobre la base de una verdad».

 

El adiós al terruño

«Cosa linda esto de partir con el corazón lleno de nombres y de gestos de quienes te quisieron y te quieren bien. Cosa linda esto de partir cuando es nacer de nuevo».

 

Otras creencias y religiones

«Vivimos en un mundo que crece en pluralidad, que tiene de positivo una mayor conciencia de la propia identidad y la escala de valores con que la gente se maneja. Tenemos que ser muy respetuosos de ese pluralismo, un mundo uniformizado sería un mundo también oprimido por una sola verdad. No es que existan muchas verdades, hay muchos caminos para avanzar hacia la verdad».

 

El celibato

«Hay condicionantes históricos muy fuertes, la historia nunca cambia por cortes radicales, va evolucionando. Admito la posibilidad de que un día la iglesia pueda llegar a ordenar hombres casados, lo que no creo de ninguna manera que se vaya a dar es que un día se les diga a los curas: cásense o pueden casarse. No es una simple ley que se cambia, es una vocación y una propuesta se seguimiento de Jesús que vivió célibe».

 

¿Renovación en la diócesis de las sierras?

Por estos días, todo indica que el obispado de Francisco Barboza Da Silveira será diferente al de su antecesor, Víctor Gil Lechoza. Quien fuera titular de la diócesis de Minas hasta su muerte en julio de 2001, fue un religioso de la vieja guardia y su gestión se enmarcó dentro de los cánones más tradicionales de la Iglesia Católica. Lo hizo, para bien o para mal, desde la distancia y protocolo que imponía su jerarquía y carecía del carisma y la cercanía con la gente que tiene el nuevo obispo. De la misma impronta fueron sus antecesores y sucesores y quizás algunas facetas de monseñor Quaglia en algunos aspectos, particularmente su interés en los jóvenes, se acerquen más al estilo de Barboza.

La gestión del nuevo obispo será al parecer diferente y así lo señalan algunos hechos. Para empezar participó del acto del Día de los Trabajadores el pasado 1º de mayo y anunció además su compromiso a trabajar en pos de los excluidos. En los días previos a su ordenación fue entrevistado por diferentes medios locales y en las notas exhibió toda su cintura en los temas espinosos, aunque sin rehuirlos.

Al parecer soplarán nuevos vientos en la comunidad católica y habrá que esperar sus resultados y consecuencias.

 

Todos cantaron y acompañaron a «Pancho»

Además de los fieles locales, a la ordenación de Barboza Da Silveira llegaron miles de peregrinos desde los departamentos del litoral. Siete horas viajó la «parcialidad» de monseñor para atravesar el país y así acompañar al prelado en ese momento trascendente, un ingrediente que puso una nota distintiva al contecimiento.

Hacía 22 años que los minuanos no asistían a una ceremonia de este tipo. El antecesor de Barboza, Víctor Gil Lechoza, había asumido en 1982 tras la muerte de monseñor Mullins y fue obispo de Minas hasta su muerte en el 2001. Es claro que la celebración del pasado sábado 8 fue muy diferente a la realizada hace más de dos décadas en la Catedral. Aquella fue pautada por la sobriedad y la austeridad, lo protocolar rigió en todo momento. Coincidía además con la personalidad del anterior obispo, un religioso parco y de pocas palabras.

En contrapartida, la concelebración vivida semanas atrás fue la primera misa episcopal efectuada en la vía pública y duró casi cuatro horas. Hubo elementos que son sin dudas un indicador de los nuevos vientos que soplan en la Iglesia Católica: guitarras y cantos, la participación de los laicos en la misa, la forma y el tono en que se dialogó con los presentes. Esta percepción se reafirma con los testimonios de quienes conocen desde hace décadas al nuevo obispo y por el mensaje que éste impartió.

Si bien fue evidente que la ceremonia fue cuidadosamente planificada y tuvo todos los aspectos formales que debe tener una misa, ésta se desarrolló de manera descontracturada y hubo incluso arrebatos de espontaneidad. Seguramente el perfil del propio obispo Barboza, una personalidad abierta y llana, a quien fieles y prelados cercanos se dirigen utilizando el apelativo de «Pancho», contribuyó a este estilo.

 

Muchas fotos y mucha hinchada

Pero también incidió claramente la masiva presencia de la «parcialidad» del nuevo obispo que en varios momentos recordó su presencia con aplausos y alguna ovación. Los fieles litoraleños también alentaron a Barboza a su pasaje entre los presentes, al inicio y final de la misa, durante las bendiciones y la eucaristía. Hubo decenas de seguidores que se apostaron en las cercanías del estrado para tomar fotografías con sus cámaras digitales y llevarse así el recuerdo de la asunción de «Pancho» como obispo.

 

Como ejemplo vale un hecho que seguramente a algún católico de la vieja guardia habrá asombrado, cuando uno de los curas que estaba sentado en el tablado en determinado momento también aprovechó para enfocar su digital desde su asiento y tomar sus propias fotografías. Hasta le pidió que se corriera a un fotógrafo de la prensa que dificultaba su visual.

Pero hubo más. Culminada la concelebración, el destacado y reconocido poeta minuano Santos Inzaurralde y Carlos Paravís –hijo de Santiago Chalar  cantaron «Minas y Abril» al nuevo obispo. Porque: «…Si Dios baja a la tierra, por el altar de las sierras, lo hace en Minas y en abril…»

 

«Â¡Hay que seguir andando nomás!»

En su mensaje a los presentes, Francisco Barboza Da Silveira destacó su compromiso con la labor evangelizadora y convocó a «todos los hombres y mujeres de buena voluntad» a ser protagonistas de «este nuevo tiempo». «Como padre y pastor, como hermano y amigo, quiero ir delante de ustedes siguiendo a Jesús, el buen pastor. Por eso los invito y los animo: iglesia de Minas, pueblo de Dios, caminemos juntos porque hay que seguir andando nomás.

Les repito la consigna y que estas serranías se hagan eco de nuestra voz: Hay que seguir andando nomás».

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