MEMORIA Y JUSTICIA

El proyecto «Voces de Canelones» se presentó en el INDDHH

Por medio de testimonios y relatos, Voces de Canelones se propone reconstruir la memoria de quienes conformaran la resistencia a la dictadura en Canelones.

Ernesto Murro era maestro durante la dictadura uruguaya, el periodo más oscuro de la historia reciente de nuestro país. La tarde de un 13 de junio de 1972, Leonel Martínez Platero golpeó la puerta de su casa en Parque del Plata. Estaba herido y pedía ayuda. El joven era estudiante de Arquitectura y uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.

Él, junto con varios de sus compañeros, se habían enfrentado en las cercanías a Parque del Plata con efectivos de las Fuerzas Conjuntas. Murro lo subió a su moto y salieron de su casa, pero a las pocas cuadras fueron detenidos por policías. El chico fue detenido y Murro -que ahora es ministro de Trabajo- fue enviado de vuelta a casa.

Al día siguiente, mientras daba clases en la escuela de La Floresta, la Policía lo fue a buscar y lo sacaron por la fuerza del salón de clases a punta de pistolas. Todo esto frente a sus alumnos que miraban horrorizados la violenta escena.

Murro contó su historia durante la presentación del proyecto «Voces de Canelones» este martes en el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), el cual recoge testimonios que pretenden reconstruir y preservar para la posteridad la memoria colectiva de aquellos que fueron víctimas de la dictadura, según explicó la vicepresidenta de la organización, María Julia Listur.

Solidaridad en medio de la oscuridad

En el testimonio, el ministro Murro contó sobre cómo sus familiares y amigos se mantuvieron a su lado a pesar de la represión militar de la época. Uno de las anécdotas, según recuerda él, se dio cuando uno de los soldados se negó a torturar a un preso político, por lo que sus superiores lo encerraron en la misma celda por desacatar las órdenes.

Otro de los testimonios es de Cristina González, otra maestra de la misma escuela que fue detenida en el mismo operativo. «El tiempo ha pasado pero mi recuerdo es más intenso», asegura ella en el video. Cuando fue llevada por los militares estaba embarazada de dos meses. Fue encerrada ilegalmente en el Cuarte de Infantería y allí estuvo con 24 mujeres, todas a punto de ser madres primerizas y ninguna mayor a 25 años de edad. “El embarazo no fue un disuasor de la tortura”, sino “el centro de atención para torturar”, rememoró.

Voces de Canelones cuenta con el apoyo del MEC, la INNDDHH, la Intendencia de Canelones, el Grupo «Dónde están?» (París), el Grupo de Trabajo Verdad y Justicia y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

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