Hijo de Alberto Fujimori había pedido el indulto en varias ocasiones. Peruanos siguen protestando en todo el país

Desde que el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski decidió darle el indulto a su predecesor, Alberto Fujimori, el país atraviesa por una crisis política y social como pocas veces se vio en la nación sudamericana.

Fujimori fue condenado en un total de cinco ocasiones: por usurpación de funciones (20017), por el asesinato de 9 estudiantes y un profesor (2009), por reconocer haberse apropiado de 15 millones de dólares de las arcas estatales (2009), por diversos delitos de corrupción (2009), y por haber desviado fondos públicos para financiar la campaña electoral de su segunda reelección.

A pesar del grosor del expediente judicial del ex mandatario, Kuczynski decidió otorgarle el indulto y enviarlo a su casa, algo que enojó a millones de peruanos. Para algunos resulta sospechoso que el perdón vino pocos días después de que Kuczynski se salvara del impeachment que solicitó la Justicia para que enfrentara un proceso judicial, ya que se le señala como partícipe de la trama de corrupción de Odebrecht.

Un grupo de diez legisladores fujimoristas desobedecieron un acuerdo tomado en bloque por la bancada de su partido, liderado por el hijo de Fujimori, Kenji, quien en repetidas ocasiones pidió públicamente el perdón y la excarcelación para su padre.

El rechazo se acrecienta

A las decenas de marchas, huelgas y protestas que tienen lugar en todo el país se sumó una misiva pública firmada por 239 escritores, entre ellos el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en la que rechazan tajantemente el indulto. En dicha carta aseguran que la decisión de Kuczynski fue «ilegal e irresponsable» y recordaron que “Fujimori fue condenado por violación de derechos humanos y corrupción”.

Para los escritores, (entre lo que están luminarias como Alfredo Bryce Echenique, Fernando Iwasaki, Alonso Cueto, Alfredo Pita, Diego Trelles Paz y José Carlos Agüero) «el gesto de Kuczynski cubre de infamia y vergüenza” al Perú.

“A nadie se le escapa que estas medidas, en beneficio del expresidente, no son actos de compasión sino del más crudo y cínico cálculo político“, sentenciaron.