Mujica habla sobre el extremismo religioso, los conflictos bélicos y otros temas de actualidad

Mujica habló en su espacio «Conciencia Sur», microprograma del canal estatal alemán DW:

Educados en los años de la guerra fría pensábamos que, con la disolución de la Unión Soviética, íbamos a asistir a un mundo multipolar, un mundo distinto al que habíamos conocido. Sobre todo porque la vieja Europa dejó por el camino sus rencillas y emprendió el largo camino de intentar amalgamarse en eso que llamó la Comunidad Económica Europea.

Ingenuos de nosotros, no nos dimos cuenta que aquella invasión de 30.000 mercenarios, que en 1979 de Pakistán entraron en Afganistán, eran los portadores de una nueva época no de los imperios dominadores sino del caos. Porque allí estaba la semilla talibán, la semilla Bin Laden, y la semilla de lo que ha venido hasta hoy.

No sabíamos que para socavar un régimen se había hecho un plan que se llamó «Ciclón», que después se fue reproduciendo por Yugoslavia, por Libia, por Irán, donde en lugar de tener un centro dominador, se logra que se debiliten los Estados-Naciones fuertes y asistimos a un mundo bastante imprevisible donde se ha utilizado y se ha solventado el fanatismo religioso para llevarlo a extremos de este mundo, donde parece que organización en gran medida no son nuevos polos, sino el caos, la existencia de Estados fallidos por la vía de los hechos en ciertos lugares importantes del mundo.

¿Será el destino ese, parte de nuestra América? ¿Será lo que viene o es esto una resaca de la historia? Nadie lo puede saber, pero es curioso que, cuando comenzaba una especie de acercamiento de Rusia y Alemania, en una nueva construcción geopolítica, aparece la cruda realidad de Ucrania que los separa definitivamente, y aparecen obstáculos y aparecen cambios de la literatura económica: quienes nos educaron en el mundo para el libre cambio y el libre comercio, aparecen levantando una especie de proteccionismo atroz en la primera economía del mundo.

Realmente, si algo tiene este mundo de hoy es la multiplicación de la incertidumbre y de lo imprevisible, a lo cual hay que ponerle dos gigantestos paréntesis: el peligro de la crisis ecológica el peligro de lo que significan potencialmente los conflictos nucleares.

¿Seremos tan estúpidos los seres humanos de tener semejante impotencia política de entender la responsabilidad que tiene hoy esta civilización?