Una reflexión: Cuando el niño enseña desde su genética. En el ADN, también está Dios

Bien hemos escuchado en los últimos tiempos: “¡estos niños ya vienen con el chip puesto!”. Es que es tan cierto, tan significativo y tan abrumador, que no deja de sorprendernos.

ipad-babyEl otro día, mi nietita de 5 años, se atrevió incursionar en el cajón de la mesa de luz del abuelo, y encontró un aparato rectangular, con aspecto de celular, pero no lo era.

Lo que me dejo atónito, cuando ella lo observaba, es su inmediatez para discernir que era. Preguntó: -¿Qué es abuelo?, y yo para no dar muchas explicaciones expresé: -“un celular viejo”.

Lo cual, inmediatamente me corrigió, -“no abuelo, esto es para escuchar música”. Su seguridad es llamativa. El aparato, es un ipod de apple, con el loguito de la manzanita. Cualquiera diría, bueno en su caso tendrán uno. Pues no es así, no lo tienen.

Nos preguntaremos, y como lo definió acertadamente. Es que ellos, ya vienen con un chip, ya vienen con impronta en sus ADN, que velozmente, van discerniendo cada observación tecnológica, no importa lo avanzado que sea, lo van registrando en sus moléculas, en sus neuronas.

Sin analizar mucho, yo diría, que lo que para mi era un celular, como cualquier otro, ella rápidamente, analizó los mecanismos de entrada que tiene el aparato, y que accesorios corresponderían para el.

Es sencillamente el avance del desarrollo humano. Que todo el aprendizaje, en estas últimas generaciones tan rápidamente va traspasando.

Lo que para cualquier persona adulta cuesta más, mucho más, discernir algo moderno que no conocemos, para las nuevas generaciones es simplemente sencillo.

¡Ay mi niña, que apresurada va la tecnología, y que rápido el desarrollo inteligente de la humanidad!
Dijera Mafalda_ “¡dejen de girar el mundo, que me quiero bajar!”. Día a día, no dejo de ensamblar, analizar, el saber en busca de la eterna sabiduría.

¡Que maravillosa e intrigante es la vida, cuánto no vemos, y cuánto no conocemos!¡Que está allí, acá, en nuestra huella del ADN, que se empequeñece, hasta el punto de hacerse imperceptible a todos los avances de nuestra ciencia!

Cuando en el tiempo, logremos descubrir toda nuestra fotografía interna, en forma integra, será el momento que podamos decir por fin: ¡eh aquí nuestro señor Dios!

¡Cuan lejos lo buscamos, y cuan cerca lo tenemos! Quizás en nuestro ADN, está la huella del camino, aquel que siempre buscamos encontrar.
¡¡¡Tan cerca, y tan lejos!!!

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