El gobierno anunció 11 medidas para mejorar la calidad del agua del río Santa Lucía

El Poder Ejecutivo anunció un paquete de 11 medidas para mejorar la calidad del agua del río Santa Lucía que abastece de agua potable a Montevideo y parte de su área metropolitana y que es una importante afluente del río de la Plata.

El gobierno instaurará una zona de “amortiguación en la zona sensible de la cuenca, sin laboreo de la tierra y uso de agroquímicos. / Foto: Jimmy Baikovicius

El presidente de la República, Tabaré Vázquez, citó a los ministros Tabaré Aguerre (Ganadería Agricultura y Pesca), Carolina Cosse (Industria, Energía y Minería) y Eneida De León (Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente) con el cometido de analizar el estado de situación de las aguas del río Santa Lucía en cuya ribera existe una prolífera actividad agroindustrial y la utilización de fitosanitarios y fertilizantes terminan en su cuenca.

El 1º de marzo, Vázquez anunció que en conjunto con los municipios  de la zona del río Santa Lucía se trabajaría a efectos de “preservar dicha cuenca como fuente de agua potable, como factor productivo, como destino turístico y también como rica expresión de biodiversidad”.

Este miércoles, luego de la reunión de Vázquez con los ministros, se anunció la profundización de los controles medioambientales mediante la implementación de 11 medidas concretas.

Propuestas

En ese marco, el gobierno dijo que implementará un programa sectorial de “mejora del cumplimiento ambiental de vertimientos de origen industrial en toda la cuenca hidrográfica del Santa Lucía, exigiendo, a su vez, la reducción del nivel de nivel de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), Nitrógeno y Fósforo”.

También se impulsará un programa de “mejora del cumplimiento ambiental de vertimientos de origen doméstico (saneamiento) en toda la cuenca y se exigirá la reducción del nivel de Nitrógeno y Fósforo, priorizando las ciudades de Fray Marcos, San Ramón y Santa Lucía”.

El gobierno declara una zona de la cuenca como “sensible y prioritaria” y en tal sentido exigirá a los padrones rurales allí ubicados “el control de la aplicación de nutrientes y plaguicidas, conjuntamente con los planes de uso, manejo y conservación de suelos ante el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca”.

En la misma zona se “suspenderán los nuevos emprendimientos de engorde de ganado a corral y otras prácticas de encierro permanente a cielo abierto, así como la ampliación de los ya existentes”.

Río Santa Lucía desde el aire. Pueden verse los cultivos alcanzando la orilla del río. / Foto: Waterlat Gobacit.

El Ejecutivo determinó “exigir el tratamiento y manejo obligatorio de efluentes a todos los tambos ubicados en la cuenca del Santa Lucía”. Ello incluye la implementación de una “solución definitiva al manejo y disposición de lodos de la planta de tratamiento de agua potable de OSE; se restringirá el acceso directo del ganado a abrevar en los cursos de la cuenca hidrográfica declarada zona sensible y se construirá un perímetro de restricción en el entorno a los embalses de Paso Severino, Canelón Grande y San Francisco”.

El acceso al agua se realizará de forma indirecta mediante toma de agua.

Por otro lado el gobierno instaurará una zona de “amortiguación en la zona sensible de la cuenca, sin laboreo de la tierra y uso de agroquímicos, para aportar a la restitución del monte ribereño en una franja de 40 metros a ambas márgenes de los cursos principales, 20 metros en los afluentes de primer orden y 100 metros entorno a los embalses”.

Se anunció que “se intimará a los responsables de extraer agua superficial y subterránea en zonas declaradas sensibles, que carezcan de permiso para realizarlo”.

Se declarará “Reserva de agua potable” la cuenca hidrológica del Arroyo Casupá y se recabará opinión en el ámbito de la Comisión Cuenca del Río Santa Lucía, sobre las medidas que conforman el plan, “asegurando la participación efectiva de los distintos actores que la conforman”.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ha explicado en reiteradas oportunidades que “cada primavera, cuando los agricultores al norte del Golfo de México utilizan fertilizantes para preparar sus tierras para la temporada de cosecha, la lluvia lava el fertilizante y lo arrastra hasta arroyos y ríos”.

En ese marco, ha advertido que el exceso de nutrientes que se ejecutan en las plantaciones se canalizan como “aguas residuales en ríos y pueden estimular un crecimiento excesivo de algas (fitoplancton), que luego se hunde y se descompone en el agua”. El proceso de descomposición “consume oxígeno” y reduce la oferta disponible para la vida marina saludable. Ello se conoce como “zonas muertas”.

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