TORTURADORES

Militar retirado detalló métodos de tortura aplicados a presos políticos

El militar retirado Asencio Lucero reconoció y relató con detalles, en recientes declaraciones a la Justicia, que durante la dictadura cívico-militar (1973-1985) se aplicaron todo tipo de torturas a los presos políticos. Es la primera vez que un militar reconoce las prácticas de violaciones a los derechos humanos.

Es la primera vez que un militar reconoce las prácticas de violaciones a los derechos humanos.

Lucero se desempeñó en dictadura en lo servicios de Inteligencia en el Regimiento de Caballería número 9.

Días pasados el ex militar declaró ante la Justicia, por una denuncia que presentó la fiscal Silvia Nápoli en una causa sobre torturas recibidas por un grupo de mujeres, en los años ’70.

De las declaraciones surge que los militares aplicaron la tortura como método para lograr información de parte de los presos políticos.

En ese marco, el abogado patrocinante del grupo de mujeres, Federico Álvarez Petraglia, aseguró -en declaraciones al semanario Búsqueda-, que “es la primera vez que un militar retirado reconoce explícitamente en un juzgado penal, las torturas a las que se sometió a los presos políticos”.

Torturas

Lucero detalló ante la Justicia los delitos de lesa humanidad que cometieron los militares en dictadura.

En ese marco, según Búsqueda, el militar retirado se refirió tanto al “submarino mojado” como al submarino “seco”, para que “sintieran asfixia”.

También dijo que se les aplicó a los presos “picana eléctrica, la privación del sueño, el desnudo de mujeres o plantones prolongados hasta que los detenidos se desplomaban porque no aguantaban el peso de sus cuerpos”.

“El tacho (submarino) con agua, tenía agua limpia; y en el caso del tacho seco le vendaban la cara y los ojos. Se aplicaba para los reacios a conversar, el que se cerraba iba al tacho”, explicó.

Agregó que el submarino seco consistía en “envolverle la cabeza con una bufanda y dejar a la persona atada contra una pared y parada cinco horas”.

“La picana eléctrica se aplicaba en las piernas. El primer paso era el plantón, el siguiente el submarino y en el caso de las mujeres se las desnudaba para ablandarlas y que empezaran a hablar”, relató el ex militar.

Reconoció que él se especializaba en “torturas psicológicas”, algo que dijo “no era correcto, pero sí necesario”.

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