REFLEXIÓN

Orgulloso de usted, “Maestro”

Fue una tarde de marzo hace 8 años. En ese momento estaba realizando la carrera técnica de periodismo deportivo en la Universidad ORT. No me pregunten porqué fui, pero sin estar acreditado ni nada me mandé para la Asociación Uruguaya de Fútbol.

El Maestro Tabárez

 

La AUF estaba abarrotada de periodistas deportivos que esperaban la conferencia del nuevo director técnico de la selección uruguaya, Óscar Washington Tabárez. Y ahí estaba yo, esperando a ver que decía el “Maestro”.

En ese entonces, Uruguay había sido eliminado del Mundial de Alemania 2006 tras perder ante Australia por penales. Antes nos habíamos clasificado al Mundial Corea-Japón 2002, con aquel recordado partido contra nuestros “hermanos” argentinos; los partidos con Australia y su recibimiento “gentil” en el aeropuerto de Carrasco; culminando la faena con el mensaje “Gracias Paco” en el viejo tablero de la tribuna Colombes.

Pese a todo eso, debo decir que lo festejé igual la clasificación de Uruguay. Entiéndanme, venía de dos eliminaciones mundiales consecutivas, aquella la del 94 en Estados Unidos con Cubilla vs jugadores repatriados y la de Francia 98 con un proceso caótico pasando por tres técnicos; Héctor “Pichón” Núñez (que había salido campeón de América en 1995), Juan Auntchain y el querido Roque Máspoli (campeón del Mundo con Uruguay en 1950).

Mientras transcurría la conferencia de prensa de Tabárez recordaba las palabras de mi viejo con respecto a la asunción nuevamente como entrenador de la selección; “Otra vez Tabárez, ¡por favor! no sabés lo que fue el partido con Italia en 1990, no pasábamos la mitad de la cancha Iván…Además, Tabárez no trasmite nada”, casi le faltó decirme que le faltaba “bolichear” a los jugadores, como sí lo hicieron dos periodistas uruguayos.

Cambios en serio

“Institucionalización de los procesos de la selecciones nacionales y de la formación de sus futbolistas”, decía una carpeta que me habían entregado en mano al entrar a la conferencia. Créanme que le pegué una ojeada rápido y a grandes rasgos me di cuenta que esto iba en serio; el proyecto hablaba de cambios de estructura deportiva y administrativa, un plan integral de selecciones nacionales dando prioridad a la formación del futbolista. Aparecía un delineamiento claro hacia una búsqueda de un clima de respeto, humildad y trabajo.

Lo terminé de leer y me dije “pahh” este proyecto es increíble. Pero enseguida atiné a mirar a quien tenía al costado Tabárez y era Eugenio Figueredo (ex presidente de la AUF y actual presidente de la CONMEBOL), y me pregunté: ¿esto se podrá llevar a cabo en nuestro fútbol caótico?, ¿lo dejarán a Tabárez trabajar tranquilo?, ¿la prioridad iba a ser la selección uruguaya realmente?, ¿y si pierde dos partidos seguidos, mantendrán a Tabárez y al proyecto? Respuestas que en ese momento no las tenía o mejor dicho, dudaba seriamente que se cumpliera con el proyecto.

Pasó el tiempo…

El tiempo pasó. Pasó la derrota 3 a 0 ante Perú en el debut de la Copa América 2007, donde era prender la radio Sport 890, la Universal, la Oriental, cualquiera que sea y todas querían lo mismo: la “cabeza” de Tabárez. Sin embargo, aquella selección se pudo levantar y llegar a semifinales con aquel penal que “todos gritamos” del “Canario” García con Brasil, hasta incluso el “Maestro” lo gritó, pero la pelota pegó en el palo y se fue afuera.

Pasó la “tortuosa” eliminatoria al Mundial de Sudáfrica 2010, donde estuvimos durante 13 minutos eliminados del Mundial cuando perdíamos contra Ecuador 1 a 0 en Quito. Después llegó el empate de Luis Suárez y sobre la hora el penal agónico que lo transformó en gol Diego Forlán.

Y pasó el Mundial de Sudáfrica donde todos nos emocionamos con el cuarto puesto conseguido, luego de superar a Ghana con el recordado penal del Abreu picándola y entrando la pelota mansamente al arco. Todo era euforia, pero creo que los uruguayos hicimos el “click” cuando se produjo aquella improvisada bienvenida a la delegación uruguaya donde Tabárez agarró el micrófono y expresó la recordada frase: “El camino es la recompensa”. Allí, creo que empezamos a valorar lo que fue este “proceso” de selecciones.

Después pasó la Copa América del 2011 en Argentina ganándola y confirmando que lo de Sudáfrica no era un caso aislado, sino que era un continuo trabajo serio, ordenado y llevado a cabo por el compromiso de sus jugadores.

Y también pasó la eliminatoria al Mundial de Brasil 2014, con sus picos “altos y bajos” del grupo de jugadores, pero con la clasificación al fin y a cabo.

El mundial 2014

Y llegó el Mundial de Brasil, y pasó el amargo debut ante Costa Rica. Como también pasó el inolvidable retorno de “Luisito” Suárez contra Inglaterra, contra los mismos que lo defenestraban y hacían una persecución esperando una equivocación que llegó ante Italia, encuentro que venció Uruguay agónicamente con el cabezazo de Diego Godín, pero terminó con la sanción de la Fifa a Luis Suárez que no pudo controlar su pasión y desbordó su rabia, mordiendo al zaguero italiano Giorgio Chiellini.

Y si me pongo a pensar pasaron 8 años, hoy me encuentran sentado frente al televisor viendo otra conferencia de Óscar Washington Tabárez.

El mismo señor que aquella tarde de marzo del 2006 en la AUF explicó en qué consistía su proyecto “Institucionalización de los procesos de la selecciones nacionales y de la formación de sus futbolistas”, se sentaba esta vez para salir a dar su postura frente al “caso Suárez”.

La conferencia ya la habrán visto; duró quince minutos, pero créanme que cada palabra que dijo el “Maestro” me llenó de orgullo, no le faltó ni un punto ni un coma. El aplauso cerrado por parte de todos los periodistas que estaban allí lo dice todo; esa sensación de orgullo por el mensaje de dignidad que se dio frente a la FIFA ante una sanción “grotesca y exagerada”.

Le quiero agradecer de corazón Maestro por las palabras que transmitió en la conferencia de prensa y decirle que esta tarde a las 17:00hs estaré viendo el partido frente a Colombia junto a mi padre, el mismo que me recordaba el Mundial del 90, pero quédese tranquilo porque ahora él ya entendió el mensaje del “vamos que vamos”.

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