ARGENTINA

«Soldados» de Cristina: los hombres y mujeres que acompañan a la presidenta en su convalescencia

La presidenta argentina, Cristina Kirchner, convalece de una cirugía con su gobierno garantizado por un selecto círculo de hombres y mujeres, entre ellos un exmaoísta, un joven académico brillante, una economista antineoliberal, un temible secretario de comercio y Máximo, el hijo de la mandataria.

Durante su estadía en el hospital, grupos de personas a favor del oficialismo brindaron su apoyo a la presidenta.

Kirchner, de 60 años, sufrió los síntomas de un hematoma por un golpe en la cabeza en el peor momento posible, a poco más de dos semanas de las elecciones legislativas, el 27 de octubre, en las que pone en juego el control de ambas cámaras.

A la jefa de Estado le quedan dos años de su segundo y último mandato pero está rodeada por una pequeña guardia pretoriana para consulta y ejecución de órdenes, cuya influencia no se mide por el cargo formal que ocupan.

«Sólo confío en mis hijos», confesó recientemente la presidenta en una entrevista con un canal de TV. Pero en los hechos cuenta con un fiel equipo, a pesar de la fuerte concentración de poder que instaló el kirchnerismo durante la década que lleva en el gobierno.

En cualquiera de los casos, todos eclipsan al vicepresidente Amado Boudou, de mala imagen en la opinión pública por denuncias judiciales en su contra, una de ellas por presunto enriquecimiento ilícito.

Mando intransferible

«Las decisiones las toma la presidenta (aún en lecho de enferma) y las ejecuta el vicepresidente», despejó dudas esta semana el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, otro hombre que integra el entorno exclusivo de la mandataria.

Los analistas y la prensa argentina le atribuyen un altísimo papel a Carlos Zannini, el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, puesto gris si los hay, que se convirtió en una pieza clave en el esquema gubernamental.

Zannini, de 59 años, fue en la juventud militante maoísta pero se afilió al Partido Justicialista (PJ) en los años 80 para ser un compañero leal del extinto expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) cuando era gobernador de la sureña y patagónica Santa Cruz.

«Tengo que consultar con la señora», es la frase predilecta de Zannini cuando le preguntan si se tomará tal o cual medida, pues todas ellas pasan por su escritorio.

De su puño y letra brotaron leyes claves como la estatización de los fondos jubilatorios, la asignación universal por hijo que subsidia a tres millones de familias o la antimonopólica Ley de Medios audiovisuales en medio de la disputa crónica con el poderoso multimedios Clarín.

«No dejemos que el poder económico sustituya al estatal», dijo Zannini en una de sus escasísimas apariciones públicas en un acto partidario.

Los gladiadores de la presidenta

El funcionario más temido por los mercados y odiado por la oposición es Guillermo Moreno, un kirchnerista ‘talibán’ de 58 años, peronista de la primera hora, que cierra con mano de hierro el cepo cambiario que prohíbe vender dólares para ahorro.

Moreno, con sus bigotes estilo década de los 70, supo aparecer con guantes de boxeo en nombre del gobierno en una asamblea del directorio de Papel Prensa que maneja Clarín.

Quedó en la historia durante la huelga de 2008 de las patronales agrícolas cuando hizo desde el palco oficial en un acto el gesto de degüello (atravesar el cuello con el canto de una mano) para los exportadores de granos que no respetasen la ley.

«Conseguimos que la oligarquía tenga que declarar la producción de trigo y de maíz. Es la primera vez que el Estado tiene, hectárea por hectárea, quién es el dueño», afirmó una vez.

Una mujer que responde con lealtad a Kirchner es la gobernadora del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, desarrollista, proindustrialista y antineoliberal de 56 años, que garantiza desde su puesto el pago de la deuda con reservas monetarias.

«Si no poníamos restricciones cambiarias, no parábamos la fuga de capitales», explicó en una oportunidad Marcó del Pont.

Una estrella aparecida en el firmamento kirchnerista es Axel Kicillof, un joven profesor de economía de 42 años que nació a la política desde una agrupación izquierdista heterodoxa llamada TNT (Tontos pero no tanto).

Autor del libro «Fundamentos de la teoría general. Consecuencias teóricas de Lord Keynes», es el viceministro de Economía y quien manejó la estatización de la petrolera YPF al confiscar acciones de la española Repsol.

«Me ha tocado observar cómo grupos transnacionales usan las filiales en países donde les va bien para absorber dividendos a un ritmo mayor», justificó la confiscación.

El hombre de más bajo perfil del kirchnerismo, pero clave en las decisiones, es Máximo (36 años), el único hijo varón del matrimonio Kirchner y líder sin cargo formal de la agrupación juvenil La Cámpora, cantera de funcionarios.

No se le conocen en público, sin embargo, expresiones políticas y ni siquiera su voz. AFP

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