Relaciones Laborales

Equidad de Género en Uruguay

Según la Declaración de Principios Laborales del Pacto Mundial, se define discriminación como “cualquier distinción, exclusión o preferencia que produzca el rechazo o desigualdad en las oportunidades o en el trato de solicitudes de empleo o de ocupación, realizada por razón de raza, color, sexo, religión, opiniones políticas, nacionalidad de origen o extracción social”.

En Uruguay, teniendo en cuenta las estadísticas de género de 2011 realizadas por INMUJERES-MIDES, encontramos que las mujeres tienen una tasa de actividad y de empleo sensiblemente menor a la de los hombres, y una tasa de desempleo superior.

Si además se clasifica a las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes, los datos muestran que la tasa de desempleo de las mujeres afro duplica a la de los hombres afro, y es superior a la de las mujeres no afro, con lo cual esta discriminación agregada (por género, y etnico-racial) afecta poderosamente en el acceso al empleo de las mujeres afro, de las cuales, una de cada cuatro trabaja en el servicio doméstico, lo cual coadyuva negativamente en su situación de pobreza.

En cuanto a franjas etáreas, uno de los datos que llaman la atención, es el desempleo de las mujeres entre 14 y 21 años de edad (27,3%), el cual supera al desempleo de los varones de la misma edad por nueve puntos porcentuales.

Por otra parte, en cuanto a hijos se refiere, con el nacimiento de los mismos, la participación de las mujeres en el mercado laboral decae, y por qué sucede esto? Sin caer el la obvia respuesta de “porque se quedan en sus casas a cuidar a los hijos” y sin hablar de la situación de cuidado de los hijos y la figura del padre, primero que nada vale preguntarse: ¿Cómo definen las organizaciones, al empleado ejemplar? La respuesta seguramente haga referencia a aquel trabajador (no dirán trabajadora) que está al firme, full time, que no permite que los problemas del hogar lleguen al trabajo, que nunca falte, en definitiva, el conocido trabajador champiñón, es decir, sin responsabilidades de cuidado de familiares etc., lo cual pocas veces se asocie a mujeres, a las cuales las sociedades asignan el rol de cuidado, no solo de hijos, sino también de familiares adultos, cónyuges, madre, padre, hermanos/as, etc., chocando de esta manera con la noción de trabajador ejemplar.

Siguiendo el párrafo anterior, vale destacar que si bien las mujeres tienden a alejarse del mercado laboral (tanto sea dejando de trabajar, como disminuyendo la cantidad de horas de trabajo remunerado), a medida que llegan los hijos a la familia, también se observa que la cantidad de tiempo dedicado al trabajo no remunerado, continúa siendo superior al que dedican los hombres. Según la Encuesta Contínua de Hogares del INE del 2007, las mujeres dedican un promedio de 36,3 horas semanales al trabajo no remunerado (cuidado de familiares, tareas del hogar, trabajo social voluntario, merenderos, etc.), mientras que los hombres, por su parte, dedican un promedio de 15,7 horas semanales, entre las cuales incluyen como trabajo no remunerado, el lavado del auto, fútbol, etc. Con esta distinción, se observa que las mujeres cuentan con menos tiempo libre para salir en la búsqueda de un trabajo remunerado.

Para finalizar, recordar que las cifras de desempleo femenino, se enfrentan a otras en las cuales la mujer está mejor posicionada, por ejemplo: las mujeres que se encuentran empleadas, tienen niveles educativos superiores a los de los varones, pues mientras el 23% de ellas tienen nivel universitario o similar, tan solo el 16 % de los varones alcanza ese nivel; pero no obstante ello, las mujeres que cuentan con 16 o más años de estudio, reciben remuneraciones de hasta el 74,1% de las que reciben los varones con la misma educación. Con estos datos, INMUJERES llega a la conclusión de que “el mercado laboral es más exigente con las mujeres”.

Seguramente hay muchos otros datos en los cuales se debe hacer foco para poder mejorar como sociedad en materia de equidad de género (políticas públicas con perspectiva de género, situación de pobreza de familias con mujeres jefas de hogar, etc.), pero si con este muy breve artículo se ha logrado despertar en el/la lector/a el deseo de informarse un poco más en el tema, se invita a todos y todas, a conocer las estadísticas realizadas tanto por INMUJERES como por el INE, en sus respectivas páginas web.

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