HOMENAJE

Recuerdan al militante Álvaro Balbi, en la plaza que lleva su nombre en Lezica

A 38 años de su asesinato y cuando sigue todavía sin conocerse oficialmente el nombre de sus asesinos, la ciudadanía rendirá homenaje este domingo al militante comunista Álvaro Balbi, en la plaza que lleva su nombre, en avenida Lezica y Morandi, a partir de las 11 horas.

Placa en la plaza en homenaje al militante Álvaro Balbi

Álvaro Balbi Sala era nacido en Montevideo, tenía 31 años, casado y padre de cuatro hijos, era empleado, músico y militaba en el Partido Comunista.

Detenido por personal policial el 29 de julio de 1975 cuando participaba de una reunión clandestina -con siete personas más en el Regional 3 del PC- fue conducido a la tortura y luego asesinado, pese a que se intentó disimular lo ocurrido.

El operativo, dirigido por personal de la Policía, comenzó con el traslado al Departamento 2 de Inteligencia y Enlace, luego derivados a un lugar donde pasaron la noche a la intemperie: se trataba del Cuartel del Regimiento de Coraceros en Montevideo, según consigna la página web del Partido Comunista del Uruguay.

El 31 de julio, funcionarios policiales informaron a la familia que había muerto a la 01.00 de la mañana por un ataque de asma provocado por enfriamiento. El certificado de defunción fue firmado por el Dr. José Alejandro Mautone y consta el fallecimiento por “insuficiencia cardio pulmonar agudo”.

Murió 24 horas después de la detención consecuencia de la tortura

El allanamiento y detención, a cargo de las Fuerzas Conjuntas, estuvo dirigido por el Sub Comisario Eduardo Telechea y el Agente de 2º Adolfo Alem Castro, alias “La Momia”.  Según relata su esposa “…Todos los detenidos fueron conducidos al local de la DNII en la calle Maldonado 1121. Más tarde fueron retirados de allí, todos juntos y encapuchados, y llevados en un vehículo a otro lugar. Al primero que torturaron fue a Balbi, los compañeros sintieron los gritos y golpes y después, silencio total. Momentos después los trasladan a todos nuevamente al Departamento 2 por separado para que no se dieran cuenta de que faltaba Álvaro…”

El informe de la autopsia que recibió el Juez Militar de Instrucción (…) probaba precisamente la muerte por asfixia con aspiración de agua (…) Las muestras de violencia son obvias en el examen externo: “Enseña cianosis en cabeza y cuello, erosiones en ambos codos y muñecas, erosiones y equimosis en tórax y abdomen, erosiones en ambas espinas ilíacas y rodillas” (…) Lo mismo resulta del examen interno: “Pequeños y múltiples hematomas subcutáneos en pared abdominal” es una clásica de todas las víctimas del “submarino”, causada en el vientre por los bordes del tacho. La muerte por asfixia está indicada por tres datos inequívocos de la autopsia, más irrefutable aún por el hecho de manifestarse juntos, agrega el informe del PCU.

Selmar Balbi, padre de Álvaro, dirige una carta pública al entonces Presidente de la República, Juan Ma. Bordaberry: “Escribo a usted la carta más difícil de mi vida (…). En el Uruguay, la pena de muerte no existe. Ni la más alta dignidad policial, hasta frente al mayor criminal y al más grave delito, puede condenar a muerte al peor de los reos. Nadie tuvo, entonces, derecho a matarme a mi hijo. Solo la impunidad más absoluta pudo amparar el crimen. Así fuera como a veces se sugiere, porque se le fue la mano…”.

Luego de difíciles gestiones su familia logró que se le practicara una autopsia que reveló: “hundimiento de tórax, órganos genitales calcinados, rotura de hígado, fractura de pierna izquierda y fractura de cráneo”.

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