Suprema Corte prescribe otro crimen de la dictadura: el de Edgar “Gato” Sosa

Edgar Sosa fue uno de los casos más emblemáticos de la distorsión de la dictadura, ya que tenía firmada su libertad en 1982, pese a lo cual se lo mantuvo en el Regimiento de Caballería Motorizada No4 donde fue asesinado y se intentó hacer pasar su muerte como un suicidio.

La impunidad jurídica de los homicidas

Edgar Franciso Sosa Cabrera, nacido en Colonia en 1937, era mecánico y estaba casado, padre de una hija (la actual denunciante): cuando lo mataron tenía 44 años.

Militante del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros, fue detenido el día del golpe de Estado, y permaneció en la Brigada de Artillería No1 del Cerro, y luego trasladado al Penal de Libertad. Tuvo varios traslados como preso político número 1268, y por destino final le dieron la “barraca 4” de alta seguridad en Libertad, siendo el único preso político en ese local en dicho momento.

El 20 de abril de 1982 se informó que se “había intentado suicidar por ahorcamiento”. Días más tarde, el 26 de abril de 1982, moriría en el Hospital Militar. El “Gato” Sosa, advirtió antes de morir a otros reclusos que lo tenían amenazado y les dijo que “no lo dejarían salir del penal”. Insistió incluso que si moría, que nadie fuera a creer en que se había autoeliminado ni nada por el estilo, que estaba dispuesto a resistir.

Sus familiares y algunas organizaciones preparan ya una nueva marcha contra la impunidad, y en recuerdo de la muerte de Sosa, así como la necesidad que se haga justicia con quienes fueron responsables de su asesinato.