Inofensivas

Un país invadido por las polillas: en principio no afectan la salud… ni la ropa

La invasión de polillas que se registró en las últimas jornadas tanto en la capital como en la mayoría de los departamentos del interior del país, fue seguida de cerca por las autoridades sanitarias, ante un fenómeno hasta ahora virtualmente desconocido a tales niveles de expansión geográfica.

El Servicio de Salubridad de la Intendencia de Montevideo, entregó al director de salud municipal Pablo Anzalone un informe primario de la situación donde se reconoce el fenómeno y se hace hincapié que obedece a “factores climáticos” y se descarta de plano que impliquen riesgo alguno para la salud humana.

“No hay motivo de alarma en cuanto a posibilidades de enfermedad, sino que se trata de un fenómeno biológico sin demasiados impactos en términos de salud humana”, asegura el informe.

Descartan la fumigación masiva para eliminarlas

Para los técnicos comunales el fenómeno es similar al ocurrido semanas atrás con la invasión de mosquitos culex, aunque en este caso se ha descartado la fumigación de área alguna, ya que no presentan riesgos ni molestias mayores para los vecinos.

Las polillas que aparecieron son una de las 60 variedades que existen y además de no incidir en la salud humana, tampoco son de la especie que “se come” la ropa. Son particular presa de los pájaros, y sumamente susceptibles a las bajas temperaturas por lo que se considera que el fenómeno durará algunas horas más y luego entrará también en el anecdotario, aunque todo indica que los cambios climáticos harán que los insectos vuelvan cuando el calor y las condiciones biológicas de la especie lo marquen.

Los técnicos han descartado que las polillas sean de la misma especie que días pasados obligaron en Buenos Aires al cierre temporario de la Catedral de La Plata. En esa ciudad provincial, la invasión de polillas afectó gran parte del mobiliario e incluso de las vigas por lo que se investigan riesgos mayores. Hasta ahora la pérdida de sillería del coro de canónigos, construída con roble de Eslovenia, es uno de los puntos salientes del tradicional ícono religioso de la República Argentina.

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