María Inés Mertens, 95 años enseñando el valor de vivir
Honda consternación en ambas márgenes del Plata, originó su sorpresiva transcendencia en momentos en que visitaba en Montevideo a sus familiares y amigos de la orilla oriental.
Este 25 de enero de 2013, a la edad de 95 años trascendió en la ciudad de Montevideo María Inés Mertens, mujer excepcional, hija del gran dramaturgo argentino, Federico Mertens, prolífico autor de más de un centenar de obras de teatro, libros y ensayos, premio nacional de la literatura argentina, autor de ‘’Las d’enfrente’’, una de la obras señeras del costumbrismo rioplatense, elegida por China Zorrilla para despedirse de su vida teatral, en su última puesta en escena en noviembre de 2012, en el Teatro Cervantes de la ciudad de Buenos Aires.
María Inés Mertens, querida y admirada por los infinitos afectos que cosechó a su paso, trascendió en el día de hoy rodeada del amor de sus hijos, Federico Fasano Mertens, ex director del diario La República, Carlos Fasano Mertens, ex dirigente sindical de Aebu y de la Vertiente Artiguista, Francisco Fasano Mertens, Director del premiado programa argentino de televisión Teleproyecto, y Emilio Cafassi Mertens, sociólogo y ex Decano de la Facultad de Ciencias Sociales.
Sus restos serán cremados, para ser depositadas sus cenizas, días después, en el Panteón familiar del Cementerio del Buceo.
Hacía pocas semanas había hecho acto de presencia en el palco de homenajes del Teatro Cervantes para presenciar la obra de su padre representada por su amiga China Zorrilla, solidarizándose con la despedida de las tablas de la notable artista uruguaya.
María Inés Mertens nació en Buenos Aires el 7 de noviembre de 1917, a la misma hora, mismo día y mismo año en que se iniciaba la revolución rusa que cambió la historia de esa fermental época.
Dedicó su vida a la docencia como maestra y directora de primaria en varias escuelas de Buenos Aires. Madre de 4 hijos y abuela de 11 nietos y 12 bisnietos, nacidos en ambas márgenes del Río de La Plata, en México y en París.
Fue una mujer ejemplar y una gran luchadora en las adversidades que le tocó vivir ante los embates de la dictadura militar que asoló a las dos naciones rioplatenses. Con sus hijos en la carcel y en el exilio, removió cielo y tierra en busca de su libertad, hasta que finalmente obtuvo la liberación de su hijo Carlos tras 6 años de injusta prisión.
Se divorció, enviudó dos veces y se casó por tercera vez a los 75 años, con quien fuera su primer amor en la adolescencia. Lectora empedernida y escritora de varios ensayos y cuentos, vivió una gran encrucijada cuando perdió la vista a los 90 años. Sin embargo continuó escribiendo y leyendo gracias a la tecnología y el apoyo de sus familiares hasta su partida.
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